La mirada invisible

Crítica de Luis María Fittipaldi - RosarioCine

Severa Vigilancia

Basada en la novela de Martín Kohan: "Ciencias Morales", uno de los autores más estimulantes de la reciente literatura argentina, llega a la pantalla este filme de Diego Lerman, quien retrata una parte de la educación en tiempos de los últimos coletazos de la dictadura, con acción desarrollada en 1982.

Dentro de un gran colegio, la juventud estudiante es sometida a una inquisidora, rigurosa, mecánica vigilancia, algo ciertamente inolvidable para quienes habitábamos las aulas por entonces. En ese ámbito, está insertada laboralmente como preceptora, la muy insignificante y simplista -en lo cotidiano- María Teresa, que tiene 23 años pero aparenta más por su gris vestimenta (una excepcional actuación de Julieta Zylberberg), que aprovecha sus viajes en subte para limarse sus uñas, y que aborrece convivir con su tonta madre y una abuela, quienes la llaman "Marita".
Para ella eso es mucho, pero nada al desconocer lo que le espera al intimar con su jefe de celadores Biasutto (otra gran labor de Osmar Núñez), que es un declarado caza-subversivos como se rotula a si mismo, ejerze su cargo desde 1976, y sugiere a la chica permanecer en atenta vigilancia siempre, ser ese ojo invisible que puede detactar y delatar. La metafóra fílmica está dada, este personaje masculino representa lo peor.

La preceptora se oculta en el baño masculino intentando ver quien fuma a escondidas pero en su refugio descubre otras cosas, que no serán reveladas en esta mera crítica. Cine detallista, no apto para cualquiera, que habla muy claramente de nuestro pasado oscuro y siniestro, de las formas de lo degradante y de las aristas de la represión. Y a uno lo peor que le puede suceder es olvidar aquél pasado imperfecto. Un filme que vale algo más que la pena. Digamos necesario.