La mirada invisible

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Entre las sombras

Una intensa y lúcida mirada sobre la época más oscura de la Argentina es la que plasma Diego Lerman en su tercera experiencia cinematográfica después de Tan de Repente y Mientras tanto.

Basada en la novela “Ciencias Morales”, de Martín Kohan, la acción se sitúa en el Colegio Nacional Buenos Aires (aunque en realidad no los dejaron filmar allí) durante los días previos a la Guerra de Malvinas, en 1982.

El relato está narrado desde la perspectiva de la preceptora María Teresa (una muy grata sorpresa resulta Julieta Sylberberg, a quien también se la puede ver en la obra Agosto) quien vigila en secreto, casi imperceptiblemente, a los alumnos que "rompen la ley" y fuman en el baño durante los recreos.

Su misión es avalada por el jeje de preceptores (Osmar Nuñez) y ejerce su función sin piedad sobre ciertas irregularidades que ocurren en el establecimiento (desde el pelo largo hasta las peleas y el color de las medias del alumnado).

Pero mientras cumple sus órdenes al pie de la letra, también desarrolla una pasión secreta por uno de los chicos. La atracción física, la seducción del perfume, la mirada esquiva y la fascinación por aquello que desconoce, es registrada por una cámara que nunca se aleja de su rostro, de su mirada y de sus gestos. Ni siquiera cuando termina su tarea y la vemos en compañía de su madre enferma y de su abuela dominante.

El realizador construye su propio andamiaje para retratar el horror represivo de una época: el afuera estalla (a través del bullicio y las sirenas) pero el adentro se torna oscuro y confuso. Todo lo que allí sucede le sirve al director para mostrar una parte del caos que se da en el exterior de las paredes del instituto.

Su relato se acerca al suspenso, aunque no es un film de género en el sentido estricto de la palabra. El accionar de la celadora que no puede exteriorizar lo que siente; la "salida" con su superior y la relación que mantiene con los alumnos nos deja en presencia de un personaje a punto de estallar. Ella es silenciosa y sabe esperar el momento indicado, pero también forma parte de una "cadena de mando", de un rompecabezas siniestro cuya pieza principal es el señor Biasutto (Nuñez) quien aprueba desde un principio el "modus operandi" de María Teresa y le despierta las más secretas pasiones. El representa la opresión y el abuso de poder. Ninguno es un santo en el film y todo se encamina hacia la violencia.

La mirada invisible es el trabajo más logrado de Lerman y se ven influencias de Leonardo Favio o de aquel film de Louis Malle, Adiós a lo niños. Los pasillos vacíos, las aulas, los recreos y el ojo puesto en el horror de una época que cierra con un fragmento documental.