La mirada del colibrí

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Las inundaciones que sucedieron durante los últimos años en las zonas norte y noroeste de la provincia de Buenos Aires, no es fruto únicamente del cambio climático sino de las modificaciones constantes que hace el ser humano en el territorio que habita, adaptándolo a su gusto y necesidad, sin respetar el diseño original, con la consecuencia de taponar los desagotes de agua que iban hacia el Río de la Plata o al mar, y de esa manera, quedándose estancada, arruinándole la vida a cientos de miles de ciudadanos.
Para intentar frenar esta locura apareció un luchador, un quijote, Francisco Javier de Amorrortu, de 75 años, que, desde hace más de 20 dedica exclusivamente su vida a reclamar, escribir en su computadora demandas judiciales, enviar por e-mail estudios hechos por él mismo, recorrer tribunales, y en todos los ámbitos les hacen oídos sordos a sus intimaciones, pero, pese a las negativas, no se cansa de insistir.
Francisco vive solo en “El Campito”, su lugar en el mundo en la localidad de Pilar. Hacia allí fue el director de éste documental, Pablo Nisenson, junto a su equipo, para ver en vivo y en directo a su propietario, saber cómo trabaja y porqué se dedica a eso. Lo entrevista varios días y, con un criterio artístico durante la realización, nos muestra también el detrás de cámara.
Los argumentos del personaje en cuestión son sólidos, cuando puede, da charlas de concientización a la gente interesada en el tema de la invasión y transformación en terrenos con humedales en las zonas próximas al Delta, con las construcciones de countries y barrios privados, que frenan el desagüe del río Luján.
Pese a que se sabe que tiene razón en su discurso, lo ignoran porque los intereses políticos, y fundamentalmente, económicos, predominan por sobre la naturaleza y la visión de futuro. El ambientalismo y los grandes negocios, no van de la mano.
Vemos la intimidad de sus días y cómo pelea contra los poderosos, contada de una forma sencilla, didáctica, con una estética alejada de la cinematografía y más cercana a la pantalla del televisor.