La mentira

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

El colmo de un estafador

¿Cuál sería el colmo de un estafador? Quizá ese interrogante fue lo que motorizó la trama de La mentira, tercer largometraje del realizador Xavier Giannoli (El cantante), inspirado en un hecho real acaecido en un pequeño pueblo de Francia.

Hablar de hechos reales en cine supone siempre la sospecha de la exageración pero en este caso la importancia de la historia se concentra sobre la periferia más que en el centro de una estafa y en ese sentido exponer los efectos generados a partir de la ilusión de los pobladores (víctimas) es mucho más interesante que la estafa en sí misma.

Todo comienza con la llegada de Phillippe Muller (Francois Cluzet) a un pueblo rural alcanzado por los embates de la crisis económica que ha hecho estragos en sus habitantes dejando como saldo un alto nivel de desempleo. El extraño dice ser representante de una empresa constructora multinacional que ha elegido ese paraje para continuar el tramo de una autopista. A partir de ahí, consigue el inmediato apoyo político de la alcaldesa (Emmanuelle Devos) y el compromiso de todos los lugareños que ven en él a un salvador. Así las cosas, el proyecto arranca satisfactoriamente y por supuesto comenzará a derrumbarse el plan cuando la estafa cobre dimensiones inimaginables para su creador.

Más allá de su extensa duración, el meticuloso guión -también escrito por el director Xavier Giannoli- bucea en las profundidades de las relaciones humanas; en las dependencias de los otros para concretar los objetivos de la vida y, en un segundo término, en la necesidad de creer en lo imposible.

La inteligencia del autor reside en no juzgar de antemano a su protagonista sino desnudarlo ante el espectador desde el primer minuto en que quedan expuestas sus miserias y vulnerabilidades; una amoralidad increíble que de a poco se irá transformando en otra cosa gracias al amor.

La labor de Francois Cluzet es impecable y el pequeño rol designado a Gérard Depardieu le calza justo al gran actor francés.

La mentira es un film atípico porque si bien trata sobre los pormenores de una gran estafa no se contenta con desmenuzar el mecanismo de la falacia, sino que profundiza en las consecuencias de ponerla en práctica, como si se tratara de la radiografía de un discurso político visto desde el punto de vista de los damnificados.