La memoria del muerto

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

Y el terror festeja a los gritos

El combo que conforman los elementos sangre, miedo y cine argentino se continúa renovando con esta película.

Dos mundos, uno interior, teatral, asfixiante por momentos; y otro exterior, con espíritus, estética de cómic, vibrante. En La memoria del muerto conviven dos universos donde el carácter ritualístico se enlaza con el sacrificio y un pacto siniestro, el de Jorge (Gabriel Goity), que muere en forma misteriosa mientras duerme. Su viuda Alicia (Lola Berthet) convocará -a pedido del difunto- a sus seres queridos para leer una emotiva carta escrita por él, que pinta de un trazo las cualidades y defectos de cada uno.

Con un fino trabajo artístico y sin caer en lo bizarro del gore (aunque tiene escenas fuertes), el director Javier Diment recrea el ambiente opresivo en una mansión de la cual no se debe (ni puede) escapar. Las velas, cuchillos, vasos y -siempre- la sangre ambienta el inframundo de la película, un sótano que esconde los secretos de la trama hilvanados en un relato sólido, con suspenso. Las locaciones reducidas sirven para poner la lupa en los actores. Y no distraerse.

Con vistosos planos angulares (Jorge que contempla desde el más allá), una inquietante pintura del fallecido y entidades que se corporizan y desmaterializan llevando un mensaje, los protagonistas tarde o temprano harán eje en la viuda. Es destacable la caracterización artística de Nicanor (Matías Marmorato) junto al desempeño de Hugo (Luis Ziembrowski).

El silencio del abuso (simplificado con una madre que se cose y descose ojos y boca, mientras su hija es sometida), hipnotizantes cajitas musicales, una logradísima extracción de ojos y algunos guiños de películas históricas: el avance de la entidad a la altura del suelo (símil Evil Dead) o el estiramiento de una lengua (recuerden a la enfermera de Pesadilla en lo profundo de la noche) retratan a este melodrama que tiene una interesante vuelta de tuerca final a base de traición y engaño.

Luego de Malditos sean!, Diablo y Making off sangriento: masacre en el set de filmación (Diment trabajó en estas dos últimas producciones), el combo sangre/miedo/cine argentino se continúa renovando con La memoria del muerto. Y así, el género de terror festeja a los gritos.