La mejor oferta

Crítica de Romina Gretter - El rincón del cinéfilo

Después de varios años, Giuseppe Tornatore vuelve a la ficción con “La mejor oferta”, un thriller complejo y ambicioso protagonizado por Geoffrey Rush. Alejado de los retratos de su tierra italiana, esta vez nos adentra en una historia de tintes negros atravesada por el mundo del arte, el amor y el misterio.

Virgil (Geoffrey Rush) es un agente de subastas, especialista en arte y experto en resolver falsificaciones, cuya vida transcurre lánguida y monótona. Tiene dificultades para relacionarse con las mujeres debido a su carácter excéntrico y solitario. Pero un día recibe el llamado de Claire (Sylvia Hoeks), una misteriosa joven que quiere contratarlo para tasar y vender sus obras. A partir de allí, el mundo obsesivo y ordenado de Virgil se irá desvirtuando hasta convertirlo en un hombre completamente diferente.

“La mejor oferta” tiene en principio una narración compleja y bien articulada que parece prometer mucho, pero que no llegará a buen puerto. Sus buenas actuaciones (no sólo la de Geoffrey Rush, sino también la de Donald Sutherland, Jim Sturgess y Sylvia Hoeks) no serán suficientes para sobrellevar el peso de la narración, los personajes se van volviendo tediosos, pesados y poco creíbles. En varias escenas vemos los hilos que nos conducen a un final algo más que predecible.

Podríamos dividir la película en dos: una primera parte hasta que Virgil conoce personalmente a Claire, y una segunda parte, cuando entabla con ella una relación amorosa. Y es a partir de esta segunda parte cuando la historia entra en conflicto, y no me refiero al conflicto dramático, sino al conflicto en sentido estructural. El verosímil comienza a ser forzado, el suspenso desaparece y emergen en su lugar las sorpresas como recurso salvador del relato.

En definitiva, lo que se pierde es la mediación de la historia de amor (dentro del thriller) para que esta pase a ser protagonista. Se descuidan así los detalles, las sutilezas y la configuración de mundos atractivos. Sin embargo, “La mejor oferta” tiene sus méritos. La música de Ennio Morricone, la dirección de arte y la elección de los planos y travellings se encuentran entre ellos. Tornatore es un hábil creador de atmósferas y con esta película logra mostrarnos como el mundo del arte puede quedar reducido a un mero y oscuro objeto del deseo.