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Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Oferta de Tornatore difícil de rechazar

El arte y el misterio se combinan en este original thriller que tiene como gran cualidad potenciar al máximo el talento de un gran actor como Geoffrey Rush, que brilla como nunca en un rol protagónico casi absoluto (a pesar de que el elenco es más que bueno, incluyendo la presencia de Donald Sutherland).

Rush interpreta a un astro de las subastas de valiosos objetos de arte europeos cuya vida personal es tan solitaria como su talento único para conocer mejor que nadie el valor de cualquier pieza, ya sea cuadro u obra de arte, con un don especial para diferenciar falsificaciones lo que le permite practicar pequeñas picardías que redundan en una privadísima colección de arte que guarda en un cuarto secreto de su fastuoso pero solitario hogar. Su clandestina colección sólo incluye retratos femeninos, todo un harén privado que suplanta su capacidad de relacionarse con el sexo opuesto. Esto hasta que una misteriosa mujer con una fobia improbable le pide que se ocupe de subastar todas las obras de arte y muebles antiguos que abundan en la villa heredada de sus padres.

La trama imaginada por el propio Tornatore es de lo más compleja, empezando por el detalle surrealista de que la protagonista no se anima a salir de su cuarto, y durante buena parte del film es virtualmente invisible. En un momento todo se empieza a centrar en la imposible relación entre el maduro subastador y la fóbica heredera, y la verdad es que sólo la capacidad del director y guionista y su actor protagonista podrían hacerse cargo de sostener semejante conjuncion de detalles insensatos manteniendo la intriga y el humor para que el interés no decaiga. En el último tercio del film, cuando la bella heredera (Sylvia Hoeks) sale a la luz, son los propios socios del subastador (es decir los personajes del joven Jim Sturgess y Sutherland) los que comienzan a indicarle tanto al protagonista como al espectador por dónde va a culminar todo el asunto, que finalmente se muestra más sencillo y pedestre de lo que se podía pensar cuando se empezaba a plantear la trama.

El gran esfuerzo de Tornatore por dotar a un asunto no tan fuera de lo común de un envoltorio lujoso y un planteo original realmente funciona, mientras se disfruta de una gran película que quizá pierda puntos al ser analizada al salir del cine. En todo caso, las imágenes acompañadas por la música de Morricone, el sentido del humor, los detalles raros de todo tipo y, sobre todo, la imperdible actuación de Rush, bastan para recomendar este film como una oferta difícil de rechazar.