La más bella

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

La enfermedad y la mortalidad, a riesgo de mencionar lo obvio, están íntimamente ligados y son un detonante poderoso a la hora de hacer a un lado la mirada de los otros y concentrarnos más en la nuestra. No obstante, son verdaderamente escasos aquellos ejemplos donde la mortalidad se da por sentado y el temor está fijado en otra cosa, resultando ser un punto de partida más que rico para otra discusión, para desarrollar un conflicto al que cotidianamente priorizamos pero que el cine no ha encontrado la manera de abarcar dignamente sin que sea percibido como vanidad. Este es el desafío del que sale airoso La Más Bella.

Le Full Monty

Lucie se ha recuperado de un cáncer de seno pero las secuelas de la quimioterapia la han dejado con una tremenda inseguridad sobre su cuerpo, y desde luego en su psiquis. Todo esto empezará a cambiar cuando conozca a un hombre y, junto a las enseñanzas de una profesora de striptease, trate de conseguir perderle el miedo a la vida.

La mayoría de las películas que tienen por conflicto dramático principal al cáncer se inclinan por tomar como tema el confrontar a la muerte. Es en este detalle donde La Más Bella se separa del montón, ya que el tema que abarca la película es el de la desnudez, tanto física como emocional. La de mostrarse al mundo tal y como uno es, ser aceptado (incluso amado) por ello.

Las escenas no reducen el conflicto meramente a la necesidad de la protagonista de ocultar al mundo los estragos estéticos que la quimioterapia hizo en su cuerpo, sino que muestra paulatinamente el progreso hacia dicha auto-aceptación; no solo en cuestiones románticas, sino también en cuestiones familiares (y dentro de estas, generacionales) así como emocionales, recurriendo con iguales niveles de sutileza -cuando la situación lo requiere- tanto a la comedia como al drama. Este es uno de esos pocos títulos que puede oscilar entre ambos géneros de una forma nada abrupta y sin caer en la trampa del golpe bajo de uno o la exageración del otro. Un equilibrio que es menester para tratar dignamente una historia sobre los estragos que puede generar una enfermedad como la abarcada aquí.

En materia actoral la película descansa en los hombros de su protagonista, Florence Foresti, dueña de una gran riqueza expresiva en su rostro y movimientos. Su gracia es un elemento fundamental para que el tema de la película llegue a buen puerto. La acompaña muy apropiadamente Mathieu Kassovitz, que sabe cuándo dar la cuota extra de sensibilidad y sinceridad para un personaje que, desde donde se lo mire, es un galán de turno.

Conclusión

La Más Bella triunfa por igual, y con gran sutileza, tanto en la comedia como en el drama. La inteligencia y sensibilidad arraigadas en su guion y en sus actuaciones son lo que hacen de este título una propuesta recomendable.