La maldición de la novia

Crítica de Guillermo Courau - La Nación

Las películas de “un solo nombre” suelen ser un arma de doble filo. Porque si bien el responsable puede desarrollar todo su imaginario y así lograr exactamente lo que quiere, cuando la imaginación es de tiro corto ocurren despropósitos como el que nos ocupa. El italiano Francesco Picone se desdobló en productor, director, guionista, actor, y editor de esta película de terror, y fracasó en casi todos los aspectos. Y eso que se trata de la adaptación de un corto que el mismo director filmó en 2016.

La historia de La maldición de la novia sigue a un matrimonio y su bebé recién nacido que se mudan a la casa del padre de ella, quien se suicidó poco tiempo antes. Al menos es lo que ellos creen, porque el espectador sabe gracias a la primera escena, que en realidad la muerte del hombre fue producto de un espíritu vengativo que deambula por el lugar, y que a partir de su llegada irá por ellos también.

Es cierto, la historia no es un prodigio de originalidad, pero hay cosas peores. Como que hasta la mitad de la película no haya ni rastros ni explicación alguna sobre la novia del título. O que muchos diálogos sean filmados con los actores de espalda o fuera de cuadro. ¿Por qué? Probablemente porque al ser un film italiano pero hablado en inglés, parte del elenco no fuera muy ducho con el idioma, teniendo que ser doblado. No mostrar sus caras era una forma de disimular el recurso… que no funcionó.

Posesiones, un exorcismo, algo de claustrofobia, un par de sustos y viajes fuera del plano astral. En otras palabras: una acumulación de ideas remanidas que mucho abarcan, pero poco aprietan.