La maestra de jardín

Crítica de José Carlos Donayre Guerrero - EscribiendoCine

Un niño genio

Dirigida por Nadav Lapid, La maestra de jardín (Haganenet, 2015) es una película que ya marca el estilo del director de origen isralerí. Un film frio y quirúrgico que maneja sus propios tiempos y montaje rozando lo experimental. Con mucho sonido de ambiente en distintos niveles para construir un ambiente natural y onírico bello y a la vez inquietante.

Nira es una maestra de jardín en Tel-aviv. Todos los días recibe a los niños y los hace jugar, cantar y darles de comer. Entre aquellos esta Yoav de 5 años de aspecto frágil y extraño, muy ensimismado sobre si, y que camina dando vueltas de una lado para el otro repitiendo frases en voz alta. Conforme pasan los días y lo sigue de cerca descubre que Yoav recita increíbles poemas de su propia autoría, con la misma gracia de un genio prematuro. Los poemas son de lo más profundos. Nira que estudia poesía en un taller comienza a llevar los poemas de Yoav como suyos y se le descubre un nuevo mundo. Entonces se obsesiona con Yoav, cree que tiene que protegerlo del mundo que lo echará a perder, sobre todo porque tiene un padre, divorciado y poderoso empresario gastronómico, a quien no le importa la poesía de su hijo. Nira enceguecida será capaz de todo para tener la inspiración de Yoav, incluso de poner en peligro su vida y la de su familia.

Nadav Lapid construye un mundo desde la mirada de Nira, pero también desde juegos en el montaje y las posiciones de cámara, uno puede confundirse entre una cámara objetiva (la que pertenece al relato de la película) y otra subjetiva (que pertenezca a la mirada de un personaje), además los niños vistos desde su posición a nivel del suelo, hay cortes abruptos, y primeros planos y juego de miradas, escenas que en su excesiva naturalidad comienzan a resultar incomodas y extrañas. Es decir, crea una atmosfera psicológica donde el espectador está al borde de distanciarse y comprometerse completamente. Una frialdad que hace recordar por un momento a las películas de Michael Haneke y que Lapid ya había trabajado en Policeman (2011), pero que en aquel film, quedo todo de forma superlativa.

Sin ser pretenciosa y sin utilizar banda sonora, la película nos coloca en una posición incómoda a tal punto de estar en camino a una mirada pedófila de la maestra, un mirada muy sexual de las cosas y al mismo tiempo es la mirada de una mujer obsesionada con su poesía, sin duda un lenguaje ambiguo que es lo más atractivo de la película, pero que no llega a cerrar del todo a pesar de tener interesantes y buenos momentos. Un drama con aires de suspenso que no termina de dibujarse del todo. La propuesta de la poesía que es un tema muy importante queda un poco relegado, y entre la actuación y el montaje experimental y cierto quiebre con enrarecer a todos los personajes, hacen que la distancia característica de Lapid esta vez dejen un aire interesante pero muy gélido.