La luz del fin del mundo

Crítica de Federico Ignacio Bazán - Cuatro Bastardos

La Luz del Fin del Mundo: La ¿última? de nosotros.
Una película escrita y dirigida por Casey Affleck sobre la relación entre padre e hija ante un mundo distópico donde una pandemia ha aniquilado a la mitad de la población mundial.
Existen varias películas de relación entre padre e hijo/a en dónde deben enfrentarse al entorno destruido, o malvado, para sobrevivir como puedan. Entre ellas están Leave No Trace o The Road. Hasta el cómic Y: The Last Man pero siendo completamente lo contrario a La Luz del Fin Del Mundo. En ésta película de Casey Affleck no se queda en el camino en términos de calidad, sino que lucha por sobrevivir entre ellas.
Con buena fotografía y una simple pero efectiva narración junto a buenas actuaciones, esta obra de Affleck es apreciable como también discutible. Debido a la relación entre su polémica vida personal y los temas tratados en la película. Aunque esté ambientada en un mundo distópico, obviamente aparecen muchos vínculos con la realidad.
La historia es simple pero profunda y calma como los bosques en los que acampan. Desde el comienzo se aprecia esa tranquilidad y química entre los protagonistas con sólo un plano cenital del padre y la hija hablando dentro de la carpa. Con él, Casey Affleck, relatando un cuento a ella, Anna Pniowsky, que puede cobrar diferentes sentidos con el paso de la trama. Más aún cuando conocemos cuál es exactamente la epidemia que ellos están padeciendo.
Sólo existen dos o tres secuencias de verdadera tensión, lo que la aleja de otras aventuras distópicas como el videojuego The Last Of Us o hasta el film A Quiet Place. La angustia aparece por momentos, con un último acto donde la cruda violencia explota luego de varias horas de diálogos y pensamientos. Sin embargo el film se centra más en el desarrollo de los personajes y en cómo encariñarse con ellos ante esta situación.
La actriz Pniowsky, en su papel como Rag, es sincero, llenando los corazones con gentileza y estupendo talento para una niña de tan corta edad. A él ya lo conocemos. Casey Affleck ganó un Oscar con su actuación en Manchester By The Sea y acá podemos verlo en un registro parecido.
Lo llamativo y quizá a la vez perturbador son los temas que suele hablar en estos casos, refiriéndose al trato con la mujer o a la relación entre seres humanos. Tanto en lo ético como en lo moral. Hay varias escenas en dónde son ellos dos hablando. A veces solo con un monólogo de él intentando explicarle a su hija cuestiones del mundo en el que vivimos. Algunas de estas pueden resultar vacías, sin tener peso en la trama del film, pero otras pueden cobrar un sentido diferente.
Casey Affleck, en una entrevista, se refirió a que escribió el guion mucho antes de llegar a recibir acusaciones de abuso sexual por parte de una productora y de una directora de fotografía del documental “I’m Still Here”, su anterior película. Algo que se cerró con un pacto entre denunciante y la defensa. Pero la imagen de Affleck quedó manchada y esta película podría verse como un intento de “rehabilitarse”.
De todas maneras el film, en el ámbito artístico, muestra mucho con poco; sólo necesita dos escenas intercaladas realizadas por un inteligente montaje, para dejarnos apreciar la profundidad de un padre. Con solo una escena y muy pocos planos un padre le cuenta a su hija un cuento ficcional, y relatos de la dura realidad, interpretados de manera perfecta.
Esta obra puede tener diferentes aquiescencias para el público, viendo esto como un intento de Affleck para recuperar su imagen. Traerá discusiones o rechazo. Lo que es seguro es que en La Luz del Fin Del Mundo hay un gran vínculo con la realidad gracias a un buen trabajo técnico en fotografía, y edición. Al igual que las mencionadas actuaciones de los protagonistas. Con su ritmo lento pero apacible la narración nos sumerge a este drama de padre e hija.