La luz del fin del mundo

Crítica de Anabella Longhi - La Prensa

En la primera escena, desde un plano cenital, se ve a Rag (Anna Pniowsky) y a su padre (Casey Affleck) acostados en una bolsa de dormir. El le cuenta a su hija púber -quien lleva el pelo corto como una manera de ocultar su identidad femenina- una historia, otra versión de "El arca de Noé", cuando ella le pregunta si es la única chica de su especie. A lo que él le responde que probablemente haya más.
"La luz del fin del mundo" está dirigida, escrita y protagonizada por el actor. En 2010 Affleck realizó su ópera prima "I"m Still Here", y ocho años antes había hecho el guion de "Gerry", de Gus Van Sant.
El drama distópico, del que según Affleck le llevó alrededor de una década escribir el proyecto, sigue el vínculo entre un padre y su hija después de que una pandemia aniquilara a la mayoría de la población femenina. El protagonista, entonces, trata de proteger a su primogénita en medio de un viaje por la supervivencia.
En la línea de "La carretera" (la novela de Cormac McCarthy que tuvo su adaptación fílmica en 2009), "La luz del fin del mundo" muestra a personajes nómades, que acampan, buscan refugio en casas vacías y se cuidan de posibles agresores.

CORRECCION POLITICA
Affleck, que fue acusado de acoso sexual en 2010 por la productora de "I"m Still Here" Amanda White y la directora de fotografía Magdalena Gorka, mantiene a lo largo de todo el filme la corrección política. Por ese camino, el director retrata la relación paterno-filial con logradas escenas en las que el padre le explica a Rag sobre el paso a la adolescencia y los cambios en el cuerpo de la mujer.
La película, colmada de paisajes gélidos, es sensible e intimista. Fiel a su estilo, Casey Affleck sostiene una actuación minimalista, como en los largometrajes "Una historia de fantasmas", de David Lowery, o "Manchester frente al mar", de Kenneth Lonergan. En tanto, en su debut cinematográfico, la joven Anna Pniowsky sobresale con una interpretación minuciosa.