La luz del diablo

Crítica de Patricio Ferro - Loco x el Cine

La luz del diablo es una película en la que su director, Daniel Stamm, vuelve a abordar el tema de las posesiones demoníacas como lo hizo en El último exorcismo. En esta ocasión está protagonizada por Jaqueline Byers, acompañada de Ben Cross, Colin Salmon y Virginia Madsen, entre otros.

La historia se centra en Ann (Byers), una monja que se encuentra al cuidado de las personas poseídas en una clínica dirigida por el padre Quinn (Salmon), que a su vez da clases de exorcismo a los sacerdotes. Y comienza a ser acosada por un demonio vinculado a su pasado, sacando a la luz un hecho traumático que vivió con su madre, mientras intenta salvar a una niña allí internada.

En primer lugar es necesario destacar el uso efectivo de los jump scares, que sorprenden al espectador con escenas de violencia surrealista en momentos de tranquilidad. Siempre enmarcadas en un clima sombrío, en el que las excesivas normas de seguridad dan a entender la peligrosidad de las personas allí encerradas. Y al que nos exponemos como espectadores desde el punto de vista de esta joven cuyas buenas intenciones no permiten dimensionar en su totalidad.

Lo que se justifica en largas explicaciones sobre estos casos, tanto desde la ciencia, a cargo de la Doctora Peters (Madsen) como desde la fe, a cargo del ya mencionado padre Quinn. Optando por tomar una posición objetiva, que demuestra que ambas posturas no son opuestas, sino complementarias. Aunque este afán de informar al espectador termina jugando en contra, al resolver mediante la elipsis y posterior comentarios de los personajes su escena más interesante, que da origen a un tercer acto que pierde fuerza.

En conclusión, La luz del diablo es una película efectiva, pero que desaprovecha su potencial para convertirse en una obra maestra del terror y se convierte en una más dentro de su género largamente explotado. Porque si bien necesita recurrir a la explicación, abusa de ella, en lugar de utilizar la fórmula de El exorcista, de hacer partícipe al espectador privilegiando lo que se muestra y se da a entender.