La luna representa mi corazón

Crítica de Juan Páez - Cine Argentino Hoy

” La luna representa mi corazón”

Llega a las salas el próximo jueves el documental de Juan Martín Hsu que incluye episodios de ficción.

Luego de la presentación en la edición 36° del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se podrá ver en pantalla grande la última película del realizador taiwanés radicado en la Argentina.

La luna representa mi corazón (2021) de Juan Martín Hsu cuenta la historia de Martin y Marcelo, dos hermanos argentinos de origen taiwanés que viajan a Taipei para filmar el reencuentro con su madre luego de casi diez años sin verse. El film se estructura a partir de dos encuentros: el primero realizado en 2012 y el segundo siete años después, en 2019. Ambas visitas les permiten reconstruir los acontecimientos vividos en Argentina antes de que su madre decidiera regresar a su tierra natal tras el asesinato de su esposo en manos de la mafia china.

La película plantea diversos tópicos que van desde el desarraigo como causante del desmembramiento familiar hasta las reflexiones lingüísticas. Aquí, los recuerdos se reparten hacia ambos extremos del océano. En este largometraje, el pasado constituye la materia prima ya que articula los desplazamientos geográficos y lingüísticos que emprenden tanto los padres como los hijos.

Los hermanos viajan para desandar una memoria individual y colectiva. Para ello recurren a los testimonios como fuentes que echan luz sobre los momentos previos a las partidas. En este sentido, la voz de la madre resulta imprescindible. Ella relata, a lo largo de la obra, los diferentes momentos que atravesó en la Argentina, brindando detalles sobre, por ejemplo, cuál fue su papel en el ámbito laboral y las pérdidas que sufrió por ser una inmigrante que retornó a su lugar de origen: “Si tu papá no hubiese ido a Argentina y hubiese muerto en Taiwán, y nos hubiésemos casado acá, ahora podría cobrar mucho dinero ¿Sabés?” Lo vivido la lleva a adoptar una posición pesimista en relación a lo acontecido en el país sudamericano.

Como se dijo, en este film la lengua cumple un rol fundamental no solo porque está asociada a la construcción de la identidad, sino también porque opera en el plano de la traducción. De hecho, el bilingüismo de los protagonistas se hace visible en varias escenas, tanto en los diálogos como en las interferencias que se producen al buscar equivalencias en términos de traducción entre ambos idiomas. En el caso de la madre, solo aprendió el castellano cuando logró montar su propio negocio. Antes no podía acceder a él, puesto que su esposo no lo consideraba importante. Para evitar que aprenda castellano, la rodeó de empleados chinos y así evitó que ella pudiera adquirir una lengua adoptiva. En este sentido, tal como lo cuenta ella misma, el aprendizaje vino de la mano de la independencia laboral.