La luna representa mi corazón

Crítica de Ignacio Dunand - El Destape

Trapia documental con pronóstico reservado

La luna representa mi corazón propone un viaje documental hacía la intimidad familiar de Juan Martín Hsu, director de La Salada. Aciertos y fallas de su nuevo trabajo.

Juan Martín Hsu, director de la notable La salada, estrena La luna representa mi corazón, desparejo documental familiar con una ambiciosa premisa y algunas decisiones narrativas fallidas, que poco enriquecen la historia. Lo mejor: la madre del protagonista, un personaje excepcional y muy atractivo de abordar.

En 2012 Juan Martín Hsu viaja a Taiwán, en compañía de su hermano, a reencontrarse con su madre. Lo carcomen las preguntas sobre el asesinato de su padre, también migrante taiwanés, en Argentina. Obtiene respuestas vagas pero se lleva una sorpresa al descubrir que en su madre, una mujer en apariencia fría y distante, se esconde la gema que daría sentido a su viaje. En la figura materna yace las marcas de la lucha contra el desarraigo y el machismo, ejes sobre los que su hijo explora. Pasan los años y en 2019 Hsu vuelve a Taiwán para terminar de reconstruir su historia. El relato y sus protagonistas crecen frente a los espectadores, que comparan las temporalidades sintiéndose parte del vínculo sanguíneo. La Luna representa mi corazón se pregunta qué es una familia; para ello no escatima en largas escenas de charlas, desencuentros y reflexiones, entre hits del rock nacional cantados en chino.

A medida que las intimidades familiares afloran, uno entiende las corazas emocionales que tienen los protagonistas y logra cultivar la simpatía por ellos, seres rotos que se necesitan (aunque no lo digan muy a menudo) para sanar sus problemas. Uno de los secretos trascendentales de esta familia está ligado a los motivos que los llevaron a irse de Taiwán hacia Argentina (arco ligado a la historia política de ambas naciones); el otro gira en torno a la extraña muerte del padre del documentalista.

Lo que sí es objetable y corta todo clima íntimo que se haya construido, son las escenas de ficción que se cuelan en el relato documental. Durante estos pasajes torpes La luna representa mi corazón pierde potencia. El sinsabor que provocan estos injertos "intrusos" en la experiencia cinéfila atentan contra la armonía de la película. Y no aportan mucho.