La lluvia es también no verte

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Días de dolor

Pasados diez años de la tragedia de Cromañón, este documental reactiva la adormecida memoria de los porteños para volver el foco sobre una de las mayores catástrofes ocurrida en su ciudad. La lluvia es también no verte se construyó en base a material de archivo televisivo, grabaciones particulares y entrevistas a familiares de víctimas y sobrevivientes de la tragedia ocurrida el 30 de diciembre de 2004 en el local de Once. Al igual que la mayoría de los documentales testimoniales producidos en el país, el peso emocional eclipsa al criterio artístico; pero a diferencia de trabajos similares, el aspecto emotivo es aplastante y no dejará indiferente a nadie que presencie sus más de noventa minutos. Un aspecto clave para tal cometido es que Mayra Botero, la realizadora, de 28 años, ha tenido activa participación en las marchas de familiares de víctimas, lo cual no sólo le permitió acceso directo a los testimonios sino también la elaboración de un mensaje potente. El carácter de denuncia a funcionarios, al silencio de los políticos, a la apatía de Callejeros, se enlaza con el síntoma de una sociedad indiferente al dolor, anestesiada por la frivolidad y el dinero. Los valores que promueve Botero mediante el film no son nuevos, como no es nuevo el reclamo de justicia de los familiares, que se reactiva con su eterna lucha contra la artritis judicial. Así como estos últimos, la película es un recordatorio de la insistencia, el único modo en que la protesta puede ser oída. El modo en que la antorcha pasaría, años más tarde, a familiares de la tragedia en Once, es el momento más emotivo y valioso del film.