La llegada

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

Los doce del signo.

La tierra recibe la inesperada visita de doce objetos no identificados. Son naves alienígenas que se han apostado en doce puntos diferentes del planeta. El gobierno de los EE.UU. recurre a la profesora de lingüística Louise Banks (Amy Adams) para que preste su colaboración y ayude a lograr una comunicación con los visitantes, todo esto con la finalidad de saber por qué y para qué vinieron.
No esperen nada parecido a "Día de la Independencia", ni nada por el estilo. Aquí no hay ánimo belicista, ni enfrentamientos armados entre distintas facciones planetarias. Lo que se propone en este filme es una historia sobre la comunicación, el entendimiento y la comprensión ante lo desconocido, allí donde el lenguaje es una barrera.
Así es que vemos a la profesora Banks dedicada a descifrar lo que un par de criaturas parecidas a pulpos gigantes dibujan sobre una pared transparente que las separa de los terrestres que las visitan a su nave. Pero el relato no es tan lineal, imágenes de otro aspecto de la vida de Banks ocupan la pantalla, la de una vida con una hija con quien comparte momentos de felicidad y de tragedia. Y todo se mezcla, y lo que parece haber sido puede que lo sea en un futuro, o no.
El canadiense Villeneuve nos impone el rostro blanquísimo y pecoso de Amy Adams mediante generosos primeros planos, la cara de la colorada de moda en Hollywood ocupa la pantalla en varias escenas como si quisiera que escudriñáramos en ella más allá de lo que el guión nos cuenta.
Ella -tan "americana" en sus rasgos- es la heroína en esta historia donde, como siempre, los brutos y beligerantes son de otra nacionalidad; chinos o rusos, por ejemplo; lo usual, por más que la película exponga buenas intenciones. El problema es que más allá de lo visual y lo alegórico Villeneuve aburre, se pasa de solemne. No importa en qué se basa, ni cuáles son sus influencias cuando el resultado es soporífero.
"La Llegada" luce como otro vehículo para que Amy Adams despiliegue sus ya reconocidas dotes actorales, acompañada por un siempre eficaz Forest Whitaker capaz de aportar matices a un militar estadounidense.
Es de celebrar que surjan propuestas de este tenor, en las que se valoran más el diálogo y el entendimiento antes que el uso de la fuerza. Solo queda lograr que sean más entretenidas para de esa manera ganar el espacio que las otras ocupan a fuerza de explosiones y balazos.