La librería

Crítica de Beatriz Iacoviello - El rincón del cinéfilo

Bello y sutil filme sobre el arte de las palabras

“Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”. (Proverbio hindú).

“La Librería” es una coproducción entre España, Reino Unido y Alemania, dirigida por Isabel Coixet con un elenco encabezado por la actriz inglesa Emily Mortimer (“Match Point” (2005)”, “Shutter Island” –“La isla siniestra”-2010, “La invención de Hugo”,2011, “The Newsroom” -serie de TV-2012), la nominada al Oscar y Globo de Oro Patricia Clarkson (“Elegy”, 2008, “Aprendiendo a conducir” 2014) y Bill Nighy: (“Love Actually,”2003, “Su mejor historia“, 2016), ganador de un Globo de Oro y dos premios BAFTA.

Situada en un patrón de cine transfronterizo, la trayectoria de Isabel Coixet ha ido creciendoy ofreciendo personajes femeninos cada vezmás complejos sobre una gama de heroínas cuya vida es la permanente lucha contra circunstancias adversas. Eso es posible visualizar en producciones tan disímiles como: “Cosas que nunca te dije”(1996), “Mi vida sin mí “ (2003), “La vida secreta de las palabras” (2005), “Mi otro yo” (2013) y “Nadie quiere la noche” (2015).

En “La librería”, basado en la novela “The Bookshop” (1978) de Penelope Fitzgerald, narra la historia de una viuda, Florence (Emily Mortimer), de mediana edad, que debe luchar contra una realidad hostil que entorpece su sueño de establecer una librería en la pequeña localidad costera de Hardborough, Suffolk. El emplazamiento que escoge es "Old House", una casa abandonada que según la fantasía popular está poblada de fantasmas. Tras muchos sacrificios, Florence consigue abrir su negocio que crece poco a poco durante un año, hasta que las ventas decrecen. Se le opone la influyente y ambiciosa Violet Gamart (Patricia Clarkson), que pretende abrir un centro de arte en la misma casa.

Penelope Fitzgerald empezó a escribir en 1975, a los 58 años, publicando primero una biografía del pintor prerrafaelita Edward Burne-Jones, luego otra de su padre y sus tíos (los hermanos Knox, destacados hombres de letras). Dos años más tarde aparece su primera novela, “The Golden Chile”, una suerte de relato policial humorístico que transcurre en un museo de antigüedades de Inglaterra. Posteriormente apareció “Innocence” (“inocencia” 1986), que transcurre en Florencia y cuenta una historia de amor con Gramsci como personaje secundario, y “The Beginning of Spring” (“El inicio de la primavera,1988) sobre un inglés exiliado en Moscú que retoma, y en cierta manera perfecciona, un complejo argumento de Henry James.

“La librería” es un bello homenaje a la literatura, los libros y la lectura, en donde se destacan los numerosos guiños literarios que aparecen a lo largo del film, como las escandalosas y ruidosas novelas que conmocionaron a la sociedad de los ‘50, “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury, en que puso de manifiesto el poder de los medios de comunicación y el excesivo conformismo que dominaba a la sociedad, o “Lolita” (1955) de Vladimir Nabokov, una novela que contiene diferentes niveles de lectura, desde el relato romántico y erótico hasta el retrato de una sociedad autocomplaciente, así como temas sobre la moral y la perversión psicopatológica, las cuales serán utilizadas por Florence Green para atraer a lectores a su librería.

Esta realización no sólo revelará la existencia del maravilloso escritor Ray Bradbury y sus “Crónicas marcianas” (1950),en las que lleva a cabo una crítica de la sociedad y la cultura actual, amenazadas por un futuro tecnocratizado, sino la de un misántropo (Bill Nighy) que anhelará la publicación de “Las doradas manzanas del sol” (1952, y la ayudará en su laboriosa misión de tratar de convencer a la supuesta dueña del pueblo, para que abandone el proyecto de crear el Centro de Artes.

En su empresa será ayudada por una niña imaginativa, Cristine (Honor Kneafsey), inteligente, práctica y soñadora al mismo tiempo, y a la vez mantendrá un enternecedor contacto con este misántropo anciano que lleva 45 años encerrado en su mansión, alguien que recuerda cierta semejanza con el poema de Gil de Biedma: “En un pueblo junto al mar, poseer una casa y poca hacienda y memoria ninguna. No leer, no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, y vivir como un noble arruinado entre las ruinas de mi inteligencia”.

En cierto modo “La librería”, recuerda a “Chocolat” (2000) de Lasse Hallström, que protagonizara Juliette Binoche, Alfred Molina y Jhonny Depp. Acercarse a “La librería” dejará una sensación parecida. Sólo habrá que cambiar a Juliette Binoche por Emily Mortimer, y a Jhonny Depp por Bill Nighy, bombones por libros. El paisaje es semejante, un lejano pueblo donde los desconocidos no son del todo bien recibidos por las autoridades, que harán, lo imposible por conseguir que la intrépida protagonista desista de sus acciones.

Esta obrale llevó a Isabel Coixet 10 años de esfuerzo para poder realizarla, a nadie le interesaba el guión porque no había una historia de amor. Pero a pesar ello existe el amor por los libros y en esa relación radica la sensibilidad y ternura del filme. Construyó su producción como su fuera una joya de artesanía fina, con gran armonía entre el paisaje y los personajes, los cuidados diálogos, y silencios casi hipnóticos. Enlazados en una atmósfera misteriosa y mágica, como lo son los libros que cuidadosamente coloca la protagonista en la estantería de su librería.

Desde la elección del pueblo, una zona agreste de la costa norirlandesa, magníficamente reflejadas en la bella fotografía de Jean-Claude Larrieu, hasta a un excelente acompañamiento musical creado por Alfonso de Vilallonga, “La librería”no sólo es un delicado trabajo fílmico, sino que es de gran belleza conmovedora donde esa soledad limitada por la naturaleza y la hostilidad, habita en el espacio de una palabra sostenida por un alma distendida que medita y sueña, y por un espíritu que ve y revé los libros, como esos objetos preciosos que perduraran a pesar de la adversidad.