La leyenda de Tarzán

Crítica de Germán Pérez - Notinac

Para recrear nuevamente la obra de Edgar Rice Burroughs, La Leyenda de Tarzán, David Yates – director también de las Harry Potter- tenía que lograr un nuevo giro en base a la historia de John Clayton –Tarzán- sin caer en lo visto infinidades de veces (una tarea difícil por las numerosas adaptaciones pasadas). Estancado en un development hell – producción problemática- durante más de una década, este proyecto pasó desapercibido para la prensa en general, tal vez porque la historia nos mostró a Tarzán tantas veces, de tantas formas, que uno podría sentir que esta futura adaptación, a pesar de tener un elenco destacable, iba a llegar sin pena ni gloria. Pero este regreso a la selva fue una agradable sorpresa.

Después de 8 años lejos de la jungla, John Clayton se familiarizó con trajes y con los modales de su nueva vida en Inglaterra, a pesar de esto, lleva una pena que se refleja en su vida diaria: Clayton extraña la selva. Alexander Skarsgård (Generation Kill, True Blood) da un buen paso con este papel, humaniza un poco más a Tarzán, dejando atrás el clásico “yo tar-zan!” que se golpea el pecho. En el film Clayton es un hombre con capacidades extraordinarias que está rodeado de un círculo de personas que lo conectan más como hombre que con su lado animal y justamente, las mejores escenas de este film se dan cuando Clayton interactúa con el entorno animal haciendo uso de su lado humano. Quiero destacar que Skarsgård, de todas formas, a pesar de dar una buena interpretación como Clayton/Tarzán, se muestra en el transcurso de la película, portando una constante cara de “estreñimiento” crónico y en algunos momentos esto puede parecer cómico.

Como todos saben Tarzán no está completo sin su Jane, y aquí, la encargada de representarla es nada más y nada menos que Margot Robbie (El lobo de Wall Street, Focus). Robbie cumple con el papel de la “doncella en apuros” y siempre es un espectáculo visual verla en pantalla, pero en La leyenda de Tarzán da el ejemplo claro de que el casting fue exclusivamente en base a su popularidad ya que cualquier otra actriz hubiera podido con este rol. Tampoco la ayuda la presencia de Samuel L. Jackson como George Washington Williams, el cual está como “comic relief” – toque cómico-. Jackson, posee una presencia absoluta en cada escena que figura y su personaje sienta bien como el “compañero tonto”. Hay que nombrar a Christoph Waltz recreando al villano de turno. Waltz es un gran actor, pero últimamente se está quedando a medio camino, ya no revoluciona como lo hizo en Bastardos sin gloria (2009) sino que recurre al uso del mismo personaje una y otra vez, y en esta no es la excepción.

David Yates logra destacar a la región del Congo, con exteriores variados que trasmiten las diferentes personalidades de sus habitantes. Hay grandes dosis de CGI, sobretodo en escenas de acción desenfrenada o las que requieren uso de animales, pero en ningún momento se sienten desaliñadas y su utilización no quita al espectador de lo que está presenciando. Mi preocupación antes de ver esta película era, como iba a resultar el transporte sobre lianas y para sorpresa, están realizadas correctamente con movimientos naturales y son simplemente geniales. La leyenda de Tarzán es una película que puede parecer a simple vista como una más en la larga línea de historias sobre Tarzán –para mí la mejor sigue siendo Greystoke (1984) – pero David Yates y su equipo respondieron bien el llamado y lograron un producto que puede sorprender al público y que tiene posibilidades de una secuela. Por mi parte, espero que saquen una versión extendida, porque este film pide a gritos un poco más de desarrollo sobre los Flashbacks en la jungla.