La leyenda de Hércules

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Este engendro constituido a partir de imagen y sonido no debería entrar en la categoría de películas, menos aun estrenadas comercialmente, pero hay tantas injusticias al respecto, tanto por lo fáctico como por la omisión, y esta se fija en la primera de las variables, aclaro por las dudas.

Pero entrando de lleno en esto que nos convoca podría decirse que, “ni olvido ni perdón”, sólo que en apariencia parece que los guionistas (de un modo hay que nominarlos) se limitaron a tomar los datos en alguna ignota pagina de internet, ni siquiera Wikipedia, de uno de los personajes más importantes de la mitología griega, y de la literatura del mismo origen con obras escritas por Eurípides, ”Heracles” “La Locura de Heracles”, etc.

De todo esto apenas queda los nombres, no todos, de los personajes que participan de la historia, y de los trabajos encomendados a Hércules sólo los que se forjo en su leyenda, como la pelea con el león, con una estética trabajada desde lo digital que promueve más a broma que a credibilidad, y tampoco lo logra.

El relato se centra en nuestro héroe, eso es innegable, el problema es que en la estructura narrativa no vislumbra el mínimo de construcción, todo va a los saltos, por momentos de manera incoherente, y esto parecería que se debe a la cantidad de películas de las que se sustrajeron ideas, escenas, estética y acciones, tales como “Gladiador” (2000), la pelea con el león, el transformarse en gladiador, “300” (2006), algunas puestas en escenas, “Espartaco” (1953), la italiana no la de Stanley Kubrick, pues es netamente filme cercano a la clase B, pero peor realizada, “Furia de titanes”.(2010), donde el trabajo con luz y la fotografía es casi un plagio.

Un párrafo aparte seria para la mención de la banda de sonido, y cuando se habla de manera discriminada, en la buena acepción del termino, es para elogiar, pero en este caso es todo lo contrario, especialmente la música grandilocuente, empática, edulcorada e insoportable hasta el hartazgo.

Sumémosle las actuaciones, o las presencias de seres humanos en una profesión que por lo visto les queda demasiado grande. Así Kellan Lutz (Hércules), un “modelo” conocido por el público como uno de los vampiros de la saga “Crepúsculo” (2008) es su gran antecedente, quien no da cuenta de ninguna aptitud histriónica y no genera nada en el espectador. Acompañado por Gaia Weis (Hebe), en su tercera película, quien no denota talento y la belleza dura poco; Scott Adkins (Rey Anfitrión), Liam Garrigan (Ificles), ambos con cara de malos por constipación a lo largo de toda la narración; Roxanne McKee (Reina Alcmene) la madre de Hércules, quien en la escena en la cual Zeus, al que no se lo ve, le genera al hijo prodigo, parece estar en trance o tener un ataque de epilepsia de Gran Mal más que estar haciendo el amor con un Dios, aunque muy bella por cierto, más que la futura novia de Hércules.

Por último, el doloroso pesar que significa ver a Rade Serbedzija (Chiron) en el papel de un maestro, especie de Aristóteles en relación a Alejandro Magno, venido a menos. Es una pena ver a éste gran actor que nos deslumbrara en filmes como “Antes de la Lluvia” (1994), entre otros, transitando por este pastiche, ¿Lo haría por el cachet? Plata en la producción no falto.

El mayor logro de Renny Harlin, el director, fue haberse casado con Gena Davis, pero será recordado por haber estado nominado, en el rubro de dirección, cinco veces a los premios “Razie”, los antípodas del “Oscar”, en que premian a lo peor del año ¿Será esta su sexta vez? ¿Querrá establecer un record?

Me olvidaba del relato, de que va lo contado.

Desesperada por liberar a su pueblo del reinado de su marido y encontrar la paz, la reina Alcmena pide consejo a los dioses. La diosa Hera le presta a Zeus, el Dios de la Guerra, para que le conceda un hijo, Hércules.

En la verdadera historia, Hera odiaba a Hércules por la infidelidad de Zeus, pero eso parece ser una de las nimiedades.

El rey Anfitrión se sabe engañado, sabe de la infidelidad de la mujer (en mi barrio con una palabra se lo cataloga), molesto por la ilegitimidad de Hércules favorece a su hijo mayor Ificles.

Veinte años después, mediante una elipsis un poco forzada, Hércules se enamora de la hermosa Hebe, pero su padre los separa y proclama que Ificles debe casarse con la princesa.

Los amantes planean huir y casarse, pero los guardias del rey Anfitrión lo capturan y éste lo envía a morir en la guerra contra Egipto, tal cual hizo el rey David con el General Urias para casarse con Betsbabe, con mejores resultados.

Hércules escapa a la muerte y se une a su compañero, el “¿Coronel?” Sotiris, ambos primero esclavizados, luego como gladiadores vuelven a Grecia, como los hacedores de la revolución triunfante contra le tirano y su casta.

De la leyenda de Hércules, solo el nombre.