La ley de la jungla

Crítica de Leandro Porcelli - Cuatro Bastardos

La Ley de la Jungla: Un cambio de ecosistema.
Las penurias francesas de un par de pasantes perdidos en la selva… o quizás, la tranquilidad de saber que podrían morir en cualquier momento sin tener que seguir trabajando para el Ministerio.
Marc llego tarde a la entrevista para aplicantes de pasantías del Ministerio, así que lo mandaron a la Guayana francesa a colaborar en el complejo de esquí con nieve artificial en el que el gobierno Francés planea volcar millones de euros. La Ley de la Jungla es una comedia surrealista de burocracia sigue a un protagonista con apego a las estructuras que se pierde en la selva amazonica. Paso de una selva a la otra, y es difícil saber en cual tiene menos chances de sobrevivir.
Personajes coloridos, una seriedad irregular (por no decir casi inexistente) y un tono completamente irreverente son algunas de las armas que posee en su arsenal este film de comedia francés. Como buen heredero del linaje del cine francés, rechaza con poco respeto las estructuras convencionales del cine. Aunque esta decisión suele traer ocasionales momentos bastante particulares, en el buen sentido de la palabra, también provoca una total dependencia de los momentos y (sobre todo) de la mente creativa detrás del proyecto. Este tipo de cine depende demasiado de talento y brillante maestría, ya que carece de la base que proporciona el cine que la industria clásica lleva ejecutando hace muchas décadas.
La película logra mantenerse entretenida, y ocasionalmente entregar sus buenas dosis de risas, gracias al tono que proporciona un guion dispuesto a jugar con todo elemento que tenga lugar en un mundo tan carente de reglas tangibles, así como una colorida selección de personajes interpretados por actores que evidentemente se mueven con naturalidad en el género de comedia. Todos los personajes en esta historia se comportan con la mayor seriedad en medio de un sinfín de ocurrencias tan improbables como ilógicas, que cualquier amante del trabajo de por ejemplo Mel Brooks o Leslie Nielsen podrá apreciar.
Aún con muy pocas caras relativamente conocidas, el valor de producción casi nunca distrae de la cinta como bien podría ocurrir en un proyecto de comedia tan poco interesado en las convenciones de lo usualmente referido como “profesional”. Pasamos de locaciones a sets de forma fluida, mientras que la variedad de flora y fauna adornando este periplo americo-europeo se mantiene a una distancia segura de los temidos efectos baratos. Por suerte la producción del film se mantuvo alejada de una de las duras lecciones de la película: todo lo que puede salir mal, seguro va a salir peor.
Aunque el surrealismo y la falta de seriedad este a la orden del día en el minuto a minuto del humor, también es cierto que tiene otra de las ventajas de este tipo de cine francés: no le falta un claro mensaje entregado con un honesto corazón. Que evite ser meloso y torpe es otro tema por supuesto, aunque en esta ocasión el director y guionista Antonin Peretjatko se encarga de que unas pocas gotas de seriedad no terminen por aguar el film. Hablándole directamente a la generación que se encuentra en medio de pasantías ya entrados sus treinta años de edad, comprende la confusión caótica de la nueva vieja juventud extendiéndole una mano de humor apto para cualquier mayor de 13 años (obviamente, porque cine europeo).
Con un humor tan particular como universal, La Ley de la Jungla entrega una avalancha de ridiculez que va a entretener a todo público que pueda disfrutar de la falta total de seriedad en sus películas.