La ley de la jungla

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Con la marca del olvidado humor blanco del cine francés

Dos empleados públicos se pierden en la Guyana para supervisar un resort de invierno, momento en que comienza el despliegue de comicidad.

Al cine francés del siglo XXI le falta, entre muchas otras cosas, el inigualable humor blanco de tantas peliculas de la década de 1970 que, por momentos, eran geniales. Esta "Ley de la jungla" emula esa forma de comicidad, y si bien no llega a alcanzar aquellos títulos jamás deja de lanzar algún buen chiste saludable y politicamente incorrecto. Y, salvo el primer acto, que enfatiza la sátira no muy sutil sobre la burocracia, el colonialismo y la corrupción, no aburre. No es que el resto de esta torpe pero graciosa comedia sea mucho más sutil, pero desde el momento que la acción transcurre en la selva de Guyana, el asunto se potencia y funciona a prueba de errores. La trama obliga al infeliz burócrata Vincent Macaigne a viajar a Guyana para supervisar un hipotético resort de deportes de invierno, Guya-Nieve. Lo asiste otra empleada pública, Vimala Pons, y cuando ambos se pierden en la selva, la película despega con sus chistes elementales.

La pareja protagónica se las arregla para sostener esta comedia irregular, que podría aprovechar más el potencial visual del paisaje y otros detalles formales, pero que con todos sus defectos es bastante divertida.