La isla siniestra

Crítica de Martín Lipszyc - Comunar

Lo primero que hay que aclarar acerca de La Isla Siniestra es que no hay que basarse en el título. Sinceramente, cualquier película que incluya un adjetivo del tipo “siniestro” me quita las ganas de ir al cine. Pero tengan en cuenta que en realidad es un intento de traducción del original Shutter Island, en donde “Shutter” es el nombre en sí de la isla en cuestión. Por otra parte, lo cierto es que por más que el título no suene tentador, si está Martin Scorsese detrás de las cámaras, seguramente me recueste en alguna butaca y mire lo que ese cineasta tenga para ofrecer…

Dicho eso, vamos al argumento.

La película está ambientada a principios de los años ‘50, y el agente Teddy Daniels -Leonardo Di Caprio- es enviado a Shutter Island, una isla en la que funciona una cárcel psiquiátrica para reclusos súmamente peligrosos. A Daniels le impusieron un compañero, Chuck Aule -Mark Ruffalo-, porque la misión consiste en resolver un misterioso caso de fuga de la prisión.

En cuanto comienzan la investigación, los agentes notan comportamientos extraños. Por una parte, los profesionales que manejan la institución evidentemente esconden información. Hay lugares de la isla que no quieren mostrar, y de a poco los agentes comienzan a dudar de si en realidad no se están haciendo experimentos con los detenidos. De hecho, hay un nexo fundamental con la Segunda Guerra Mundial, rememorando las terribles exploraciones sádicas de los nazis (dicho sea de paso, siendo los ‘50, los dos agentes son ex combatientes de la II GM).

Por otra parte, en los presos hay cierta tendencia a ocultar lo ocurrido, todos a quienes interrogan responden como si estuvieran cumpliendo con un libreto, y encima cuando alguno de los internados dice algo que suena coherente, surge la duda lógica: ¿cómo vamos a creerle si está loco?

Y ese es el tema central, la delgada línea entre la locura y la sanidad mental. Hay un diálogo en donde queda clarísimo, en el que se asegura que, “en cuanto alguien es diagnosticado como un afectado por la locura, nada de lo que diga desde entonces será considerado cierto”.

Más allá del trabajo del personaje de Di Caprio, un punto fundamental es destacar los conflictos psicológicos que éste sufre. Tanto la mujer como los hijos de Teddy murieron y él no se ha repuesto del todo. Y si a ésto se le suma que está en una isla rodeada de enfermos mentales, sus problemas se potencian.

La historia es sólida y llevada magistralmente por un genio del Séptimo Arte como lo es Scorsese. Tampoco quiero dejar de mencionar la muy buena labor de Di Caprio, Ruffalo y Ben Kingsley (como el Dr. Cawley, responsable de la isla). Y un punto también fundamental es la ambientación sonora y musical, rememorando algunas escenas de Taxi Driver.

La isla siniestra es un gran policial psicológico, con idas y vueltas que atrapan al espectador desde el principio, y que sinceramente vale la pena ver.