La isla de las mentiras

Crítica de Cristian A. Mangini - Funcinema

MEDALLAS OLVIDADAS

La isla de las mentiras constituye el primer film de ficción de la directora coruñesa Paula Cons, un relato que se adapta de una tragedia histórica que ocurrió en 1921 y llevó al naufragio a ser apodado como el “Titanic gallego”. El hecho ocurrido el 2 de enero frente a la pequeña isla de Sálvora en Galicia pone en foco lo sucedido con el Santa Isabel, pero centrándose en la odisea de tres heroínas que lograron con medios precarios rescatar a algunos de los sobrevivientes, en una gesta que les valió el reconocimiento pero también los celos y la ruina. De por sí la historia resulta fascinante aunque en su paso a la ficción hay falencias en cómo se construye el thriller, por momentos tomando líneas narrativas que quedan estancadas o se resuelven forzosamente. A pesar de esto hay una mirada sensible sobre la tragedia que termina rescatando al trío de heroínas y la singular odisea personal que tuvieron que atravesar, algo que alcanza a darle una dinámica que atrapa desde su costado dramático, antes que del thriller.

La historia que se inicia en la pequeña isla tiene a María (Nerea Barros), Josefa (Victoria Teijeiro) y Cipriana (Ana Oca) llevando una vida humilde como colonas, a pesar de llevar una existencia de siervas y rendir tributo a un amo que visita semanalmente a Sálvora. Aisladas, su vida se centra en el cultivo y el labrado de la tierra, así como de quehaceres domésticos, siendo el continente algo que se percibe como extraño y lejano. Sin embargo existe una tensión permanente con el guarda, que sigue las órdenes del amo de forma abusiva. Esta tensión no tarda en estallar cuando tras un forcejeo con Josefa el guarda es asesinado por María. El acto se encuentra encadenado a la noche del naufragio y la gesta heroica de las tres colonas, dando lugar a la curiosidad de un periodista argentino del diario Crítica (León, interpretado por Darío Grandinetti), que desconfía de la versión oficial de los hechos y ve una historia digna de ser contada debido a las irregularidades en el relato sobre esa noche. Lo que es una incógnita da lugar a otra, en un juego de cajas chinas donde nadie parece decir la verdad, pero parece incuestionable la audacia y desinterés de las tres mujeres, que comenzarán a vivir un calvario cuando su gesta se haga pública.

El punto más problemático está, en parte, en su estructura de thriller, que pone el foco en esta suerte de trama detectivesca que tiene a León como protagonista. Son escasas las variables con las que decide iniciar una investigación y las conclusiones son apresuradas o se resuelven fuera de su punto de vista, llevándonos a dos preguntas: en la introducción (¿por qué el grado de compromiso con tan pocos elementos?) y en el desenlace (¿por qué abandona la investigación cuando su compromiso resulta tan marcado, si todo comienza a ser cada vez más sospechoso?). Su presencia es problemática porque se encuentra en la narración tan aislado como Sálvora y el guion lo hace un personaje maleable que apenas sirve para insinuar lo que ya sabemos, mientras los puntos más dramáticos ocurren a su alrededor. Es aquí donde el film gana en cómo sobrelleva el conflicto interior de las tres protagonistas y cómo el reconocimiento cambia sus vidas de forma inesperada. En particular con la actuación de Nerea Barros y Victoria Teijeiro alcanzamos a vislumbrar la sorpresa y felicidad del reconocimiento, pero también la amargura de saber que sus vidas han cambiado y nada podrá ser como antes de la noche del naufragio.

La odisea del Santa Isabel, su naufragio y lo ocurrido en la isla de Sálvora es un tema apasionante para indagar y la película logra despertar el interés, en particular al definir a las tres heroínas y su devenir. Sin embargo el film no logra terminar de resultar sólido como thriller y pierde cuando se aleja de los momentos más dramáticos y el trío de María, Josefa y Cipriana.