La internacional del fin del mundo

Crítica de Marcela Barbaro - Subjetiva

“La internacional del fin del mundo”, de Violeta Bruck y Javier Gabino.
Por Marcela Barbaro

La historia argentina se ha caracterizado por la constante persecución, hostigamiento y desaparición hacia quienes lucharon por alcanzar ideales de vida más justos e igualitarios para todos. Una y otra vez, se intentó eliminar y callar las voces que promovían los derechos humanos y las reformas laborales en contra de la explotación y la esclavitud. Sobre esos temas que sentaron las bases de la izquierda en la Argentina, se construye La internacional del fin del mundo, de los documentalistas Violeta Bruck y Javier Gabino, integrantes del colectivo Contraimagen y autores de “Memoria para reincidentes” (2012).

La película transita entre el pasado y el presente a través de un diálogo que refleja el paralelismo entre los problemas acaecidos en la Argentina de principios del siglo XX, y las dificultades del presente; en ambas etapas se visibilizan las consecuencias de la falla del sistema capitalista, la exclusión de las políticas neoliberales y los efectos de la globalización.

La internacional del fin del mundo parte de la vida de cuatro jóvenes argentinos de origen muy diverso, para desarrollar los cimientos de un partido y de una forma de pensamiento opuesto al Imperialismo, y ejercido a través de la lucha obrera. Ellos fueron: Pedro Milesi, Mateo Fossa, Mika Etchebéhère y Liborio Justo.

A partir de ese proceso de búsqueda, Violeta Bruck guía el documental entrevistando a destacados investigadores, activistas y familiares que reconstruyen la cronología de los hechos que se suscitaron en Buenos Aires, a partir de la influencia de la revolución rusa de 1917. Los testimonios, silenciados por la historia oficial en relación a la semana trágica, la Patagonia rebelde, la Reforma Universitaria y la crisis del treinta, acompañan las fotos y documentos de archivo, los audios, las filmaciones de época, y las imágenes actuales, que integran el relato.

Desde lo formal, el documental se nutre del lenguaje clásico, pero también se aleja por momentos, a través de reconstrucciones de época ficcionales y el relato en off. Un estética, que recuerda los recursos narrativos y herramientas discursivas del documentalismo actual, entre ellos el ciclo “Algo habrán hecho por la historia argentina” conducido por Felipe Pigna y Mario Pergolini. Además, cuenta con escenas inspiradas en el libro “El verdugo en el umbral” del gran escritor argentino, Andrés Rivera.

La riqueza del material subraya el rol y la dialéctica de sus cuatro protagonistas: Pedro Milesi, un referente obrero que es parte de los principales acontecimientos de lucha en el país, hasta ser el consejero de Agustín Tosco durante el Cordobazo. Liborio Justo, el hijo del dictador Agustín P. Justo, se rebela contra su familia, y hará el “primer escrache” hacia un presidente de Estados Unidos. Mateo Fossa, un destacado dirigente obrero del gremio de la Madera será el único argentino que tendrá un encuentro con León Trotsky en México. Y Mika Etchebéhère, una joven feminista y comunista que participa en la Revolución Española donde logra ser la “primera mujer capitana”.

La internacional del fin del mundo comienza y termina con un cartel que dice “que si bien la historia transcurre en Buenos Aires, podría transcurrir en cualquier lugar del mundo”. Esa universalidad, parte de aquella transformación social que comenzó con los bolcheviques y maximalistas, y que fue tomando distintos rumbos. Una ideología de lucha que la traslada, como una suerte de espejo, hacia las marchas de mujeres con pañuelo verde peleando por el derecho al aborto, legal, seguro y gratuito, como también a los miles de trabajadores despedidos que resisten en asambleas y movilizaciones.

Sin duda, rescato la intencionalidad de los documentalistas, porque apuestan a la vigencia de lo pendiente.

LA INTERNACIONAL DEL FIN DEL MUNDO
La Internacional del fin del mundo. Argentina.2019.
Dirección, guión y montaje: Violeta Bruck y Javier Gabino . Dirección de Fotografía y cámara: Lucas Martelli. Dirección de sonido: Andrés Perugini. Producción: Violeta Bruck, Dolores Contreras, Giselle Ventrice. Música original: Matias Gali, Lucas Olarte, Patricio Bonfiglio. Arte y escenografía: Natalia Rizzo, Iara Rueda. Pos-producción de imagen: Javier Gabino.