La infiel

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Por ahí estoy exagerando, pero no es común que lleguen a nuestras salas films israelíes que escapen al inmenso e inabarcable tema del conflicto entre ese país y Palestina; películas que muestran a una sociedad actual y cosmopolita, como la que se ve en La Infiel, drama con toques de thriller y suspenso que sorprende por este y otros motivos.
El primer dato a tener en cuenta es que su director es Eitan Tzur (también conocido internacionalmente como Eitan Zur), un realizador con basta experiencia en la creciente televisión de Israel y que hace aquí su debut cinematográfico (la película data de 2010, y hasta la fecha sigue siendo su única incursión al largo). Tzur es uno de los directores de la multipremiada Be Tipul, que primero se adaptó a los Estados Unidos como In Threatmen y luego desembarcó en otros países entre ellos Brasil y Argentina con le excelente En Terapia que aguarda su tercera temporada para el año entrante. Esto no es algo menor, si hablamos de una serie centrada en sesiones de psicología, de historias que indagan en lo que sucede internamente a los personajes, algo (mucho) de eso hay en La Infiel.
No conviene que adelantemos mucho de su historia, tan sólo una introducción, Ilan (Yossi Pollack) es un casi sexagenario profesor universatario de Astrofísica, al que los años le pesan, reniega de varias cosas, en general de la vida, y está casado con Naomi (Malenie Peres) una mujer a la mitad de su edad, que destila belleza, encanto, como así también indiferencia. Si somos un poco suspicaces y sabemos leer el título local, podremos advertir que Ilan sospecha que Naomi lo engaña, no puede localizarla, rara vez sabe dónde está, y la mujer no parece prestarle demasiada atención; Ilan primero se obsesiona con saber la verdad, con descubrirla, y una vez que comprueba la infidelidad comienza su otra obsesión.
La infidelidad es un tema que ya se tratado desde que el cine es cine, es más, el film de Adrian Lyne Infidelidad con Richard Gere, Diane Lane, y Olivier Martinez tiene alguna similitud con este.
Pero Tzur y su guionista Edna Mazia ponen el foco en otro lado, la infidelidad pareciera ser un puente, una excusa, para tratar otro tema, la responsabilidad de nuestros actos, el obrar impulsivamente durante un segundo y la eterna culpa posterior.
La banda inglesa Genesis nos hablaba en su canción Dreaming While You Sleep de una culpa mortal que seguiría hasta el momento en que nos moramos... y, aunque trate de un casi diferente, esa sería una buena banda sonora para esta película.
Mazia y Tzur se meten en la psicología de Ilan, lo analizan, y de mientras hacen que el espectador reflexione sobre lo que ve y sobre sí mismo, sobre cómo actuaría.
Hay muchísimos aciertos en La Infiel, Yossi Pollack nos entraga una interpretación magistral llena de matices, lo mismo sucede con la legendaria Orna Porat como Kitty, la madre de Ilan, el respaldo o comic relief del asunto, cada una de sus apariciones despertaran más de una sonrisa entre el general clima de angustia. Lamentablemente, Melanie Peres, de cierto parecido a Gwyneth Paltrow, aporta poco más que su encandilante belleza y queda algo deslucida entre dos tamaños actores.
De factura técnica cuasi televisiva, no va a sorpfender estéticamente, pero tal vez tamppoco lo necesite, es La Infiel un trabajo de guión y de estructura narrativa, atrapa al espectador desde el principio y no lo suelta enmarañándolo cada vez en los retorcidos lugares de la culpa. Una película digna de ser apreciada.