La ilusión de Noemí

Crítica de Vivi Vallejos - CineFreaks

La infancia, un mundo paralelo

La película de Claudio Remedi es uno de los dos estrenos argentinos de la cartelera local esta semana. Los protagonistas son dos niños que intentan abrir una misteriosa caja. Claudio Remedi es un director con varios documentales en su haber, pero esta es su primera película de ficción. El cierre del yacimiento de hierro de Sierra Grande, fuente principal de la economía de la ciudad; la historia de los pueblos originarios durante la Conquista del Desierto o los piquetes de Cutral-Có, durante los años 90 son algunos de los temas que tocan trabajos como La historia invisible (2013), Agua de fuego (2001), Fantasmas en la Patagonia (1996), los documentales que filmó junto al grupo Boedo Films, con quienes trabaja desde hace más de dos décadas.

La ilusión de Noemí es una película austera y modesta, que trata sobre la amistad entre dos chicos que viven en un barrio industrial de La Plata, cerca del puerto. Noemí (Martina Horak) es la hija de un obrero (Sergio Boris) que trabaja en un astillero y tiene algunos problemas de plata. Perdió a su madre hace muchos años, vive bajo la sombra de su ausencia y tiene una tía (María Inés Aldaburu) que pretende ocupar ese rol, incluso a costa de alejarla definitivamente de su padre, llevarla a San Juan y darle una educación católica porque, según entiende, el padre no puede enseñarle siquiera con qué “v” se escribe vaca. Sergio (Joaquín Remedi) es su compañero de escuela, su amigo, su compinche. Hijo de una madre separada (Licia Tizziani), que trabaja como empleada de limpieza en un hospital. Su papá no parece alguien muy dedicado a cumplir con su responsabilidad, y tampoco tiene un buen vínculo con su madre porque, además, no cumple con la cuota alimentaria. Sergio es, sin embargo, un chico sensible, aniñado, con el que Noemí comparte las aventuras cotidianas. A partir de una excursión al Museo de Ciencias Naturales que hacen con el colegio, empiezan a jugar a ser arqueólogos y montan una carpa en el jardín de la casa, donde descubren una caja de lata enterrada. La caja es un tesoro guardado allí por la mamá de la protagonista, que sólo conseguirán abrir al final de la película.

La ilusión de Noemí es fundamentalmente un relato sencillo que transita la inocencia, la imaginación y la curiosidad de estos chicos, que aun miran de reojo los dramas de los más grandes. Que entienden todo lo que sucede a su alrededor, pero todavía no entraron de lleno al mundo de los dilemas de los adultos. Están en la frontera, dentro de una burbuja de fantasía, refugiados en el juego, en la infancia.