La horca

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Muerte sobre el escenario

Esta producción de terror, que ofrece el explotado y cansador recurso de la "cámara en mano", muestra una maldición que se extiende dentro de las paredes de un teatro. Otro escenario y los sustos de siempre.

Siguendo el parámetro de producciones de bajo presupuesto que han tenido amplia respuesta de los espectadores, como El proyecto Blair Witch y Actividad Paranormal, los directores Travis Cluff y Chris Lofing escogen el explotado recurso del registro con cámara en mano para contar una historia con sobresaltos y ambientada entre las paredes de un siniestro teatro.

La horca no es un producto que brille por su imaginación o creatividad -ni pretende hacerlo- pero mantiene la tensión a la largo de ochenta minutos con sus escenas contadas de manera nerviosa. Con motivo del aniversario número veinte de una obra trágica representada en el escenario del Beatrice High School, los estudiantes quieren volver a montar el espectáculo que desencadenó en una muerte cuando la utilería de la producción falló en plena representación.

Con el espíritu de las estudiantinas en las que no falta el bromista de siempre, alguna conquista amorosa y la necesidad de visitar peligrosos espacios nocturnos, cuatro jóvenes -dos de ellos actores de la obra en cuestión- ingresan al teatro donde ocurrió la tragedia, quedan encerrados y a merced de un espíritu que busca venganza, con horca en mano, para las delicias de los fans del género.

En este tipo de propuestas siempre funciona todo lo que ocurre "fuera de campo" y aquello que no se ve pero sì se escucha, alimentando los climas de suspenso a partir del punto de vista de una cámara que va recorriendo los recovecos del lúgubre lugar y se queda sin batería.

Sobresaltos, un personaje fantasmagórico que se mueve entre las sombras, espacios vacìos y un viejo televisor que queda encendido para mostrarles a los personajes el horror del pasado, son los atractivos en los que se apoya esta producción que cambia el escenario pero ofrece los sustos de siempre. El teatro dentro del cine levanta el telón para una posible secuela.