La helada negra

Crítica de Jorge Grez - El rincón del cinéfilo

Las heladas negras se producen cuando la temperatura baja por debajo de los 0 grados Celsius, pero no se forma escarcha. Esto es debido a que el aire es tan seco que la temperatura no iguala a la de roció, y por tanto no se produce condensación ni formación de escarcha. El cielo cubierto, o semicubierto, o la turbulencia en capas bajas de la atmosfera favorecen la formación de este tipo de heladas.
Temidas en el campo debido a los daños que producen pues ataca directamente la estructura interna de las plantas, haciendo que los cristales de hielo en forma de cuchillos que se forman en las células vegetales, la desgarran y las membranas internas se secan debido al propio proceso de congelación.
Por su amplitud de acción hasta las especies vegetales “resistentes” como los parrales son atacados, se combate con el humus y el riego que debe ponerse en práctica desde la madrugada para obtener resultados.
El director y guionista Maximiliano Schonfeld dice que “el disparador fue la aparición de un niño sanador en las cercanías de Crespo - ciudad en la cual nació Schonfeld - que decía tener contactos con la Virgen. Apareció cuando estábamos filmando “Germania” - primer largometraje de su autoría -, y toda la gente se apostaba alrededor de su casa y hacia larguísimas colas, esperando ser atendidos por él. Nadie sabía muy bien que hacía, pero todos decían que era milagroso”
La película narra la historia de unos granjeros, inmigrantes alemanes, de la región de Entre Ríos, que encuentran a una chica (Ailin Salas) de origen desconocido, vagando por los campos. A partir de su relación con el más joven de los granjeros se va integrando a la vida de la comunidad, asolada por la plaga que da origen al título. La llegada de la joven altera la vida del pueblo, la plaga desaparece, los animales se curan, se empieza a correr la voz de que tiene poderes sanadores, y la misteriosa joven se erige como una santa que ayudara a toda la región
Según el realizador, tuvieron siete semanas de filmaciones, con varias semanas de preproducción en la zona de Valle María, con un equipo de veinte personas.
Se filmaron escenas en granjas, caminos, y dos en un campo de maíz. Se compró una hectárea de maíz a punto de cosechar, y parte del equipo de producción se puso a pintar de negro choclo por choclo.
Se alquilaron campos y granjas como escenarios del rodaje, con la participación de gran cantidad de extras, en su mayoría de la zona de Diamante y Valle María.
“El trabajo con los extras duro más de un año. Lo primero que hicimos fue separarlos en grupos y hacer muchas pruebas grabadas, les daba texto y después los veía. Con ese material iba sacando conclusiones; no de como actuaban, sino de cuál era la mejor forma de transmitirles lo que nosotros queríamos. Un hallazgo fue hacerlos modificar su aspecto físico, eso los iba modificando a ellos y ahí, creo, que empezaron a actuar en la película… descubrimos que la utilización del steady cam (sistema de estabilización de cámara) que permite seguir a los personajes en sus recorridos, es un buen aliado de los no actores, pues los acompaña y no los enfrenta”.
Maximiliano Schonfeld, en función de un guión bien estructurado, logra una producción con temática rural, presentada como una fábula, que se desarrolla en la localidad de Villa María (Entre Ríos), en una comunidad alemana. Tiene excelente fotografía bajo la dirección de Soledad Rodríguez, afianzada por los camarógrafos Gustavo Triviño y Nicolás Mayer, a lo que se suma el trabajo de Nahuel Palenque en el tratamiento del sonido, y la muy ajustada labor de Anita Remón en la compaginación.
El trabajo actoral cumple a la perfección lo solicitado por el director, teniendo en cuenta que gran parte de ese reparto se integra con actores no profesionales. El motor del relato lo ejerce la joven actriz brasilera (radicada en la Argentina) Ailin Salas encarnando a la protagonista, Alejandra, con poderes especiales, como la sanadora, pero con características muy humanas (como las escenas en la cuales se cansa y se retira a fumar un cigarrillo, o cuando juega como una simple adolescente en una camioneta ajena), denotando una actuación muy desenvuelta. Esto no es de extrañar pues su debut data del 2007 cuando, a los 14 años, animó el personaje de Roberta (amiga de Alex, la protagonista, Inés Efron), en “XXY”, de Lucia Puenzo, habiendo aportado su presencia a 18 producciones, además de participaciones en televisión, entre ellas “Terapia”.
Resumiendo, una buena película, con temática no muy abordada en nuestra cinematografía, y apropiada realización que logra la atención del espectador, por lo que merece ser vista.