La guerra del fracking

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

Una mirada escéptica, teñida por la ideología de su realizador

Desde 2003 Pino Solanas viene dirigiendo con cierta regularidad un conjunto de documentales cuyo primer eslabón fue “Memoria del saqueo”, donde atacaba principalmente al gobierno de Menem. Le siguió “La dignidad de los nadies” de igual excelencia que el anterior y hubo aún cuatro capítulos más hasta “Tierra sublevada II: oro negro” que pareció que cerraba la serie.
Por ello puede sorprender la irrupción de “La guerra del fracking” que retoma el tema, ya presente en la anterior, de los hidrocarburos del petróleo y gas.
La novedad es la referencia a una técnica de extracción (“fracking”), sobre todo del llamado gas de esquisto (Shale Gas”), que se viene aplicando desde hace algunos años, sobre todo en los Estados Unidos. Existen opiniones diametralmente opuestas entre quienes sostienen una fuerte contaminación por parte de los productos químicos utilizados, sobre todo en los acuíferos, versus aquellos que minimizan los riesgos resultantes.
Cierto conocimiento del tema, que en la Argentina viene siendo objeto de numerosos congresos, seminarios, conferencias y artículos publicados nos permite afirmar que si se toman las precauciones necesarias el riesgo ambiental es bajo. Y que los beneficios, para una país en grave emergencia energética, considerables.
No es sin embargo ésta la tesitura del film de Solanas donde se afirma por ejemplo que con este tipo de técnicas “se inyectan toneladas de sustancias radioactivas y químicas”, lo que en verdad está muy lejos de la realidad.
Argentina ocupa por sus reservas de gas de esquisto el segundo puesto en el mundo detrás de China. Las mismas estarían localizadas principalmente en Neuquén y afortunadamente lejos de la capital de la provincia en zonas muy poco pobladas (Vaca Muerta). Esto lo muestra el cuarto capítulo (“Viaje a los yacimientos”) de su documental dividido (formato característico de Solanas) en un total de diez partes, cuando el propio realizador lo recorre en helicóptero.
A partir del sexto capítulo (“Gelay Ko: tierra de sacrificios”) y durante casi toda la segunda mitad de un total de noventa minutos de duración la temática central deriva hacia el justo reclamo de los mapuches por lo que ellos consideran una usurpación de sus territorios.
Aparece una muy fuerte crítica al gobernador José Sapag y su partido (MPN), siendo deplorable la represión con gases lacrimógenos y otros elementos de la que son objeto los manifestantes frente al desproporcionado edificio de la legislatura. Hay protestas contra Chevron, mencionándose sus orígenes cuando aún se llamaba Standard Oil y su principal dueño era David Rockefeller así como el litigio que sostiene el actual presidente de Ecuador al acusar a la empresa por contaminación de la selva amazónica.

Nadie desconoce la posición de Pino contra el gobierno actual aunque en este caso se siente que ha sacrificado algo del rigor cinematográfico y la calidad que caracterizaban a sus documentales anteriores. Por momentos uno percibe que la oportunidad de las próximas elecciones lo llevó a apurar la terminación del film y a que no todos los testimonios son de igual excelencia.
Quizás uno de los más claros sea el de Monseñor Virginio Bressanelli, obispo de Neuquén cuando declara textualmente que en la aplicación de las técnicas de extracción “debe haber cien por ciento de seguridad de no contaminación”.
No es posible asegurar en forma absoluta que ello ocurra. Sólo con auténtica voluntad política, castigo a la corrupción y atención a los reclamos ello sería altamente factible. No se trata sólo de los mapuches sino de otros pobladores afectados como los productores de frutas (peras, manzanas). Hoy la tecnología permite prácticamente minimizar la contaminación del agua y traer prosperidad a sus pobladores.
La mirada de Solanas es más escéptica y puede estar teñida por su ideología abiertamente opuesta al actual gobierno. “La guerra del fracking” ya está disponible “on line”, con lo que su permanencia en los pocos cines en que se exhibe será presumiblemente breve.