La grande bellezza

Crítica de Flor Etcheto - Alta Peli

Dirigida por Paolo Sorrentino (Il Divo, Un lugar donde quedarse) y nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera y ganadora de otros cuantos premios, La grande bellezza es una película excelente en todos sus aspectos.

El discreto (des)encanto de la burguesía

Jep Gambardella (Toni Servillo) es un hombre atractivo y adinerado. De joven escribió una novela muy exitosa y nunca más pudo o quiso escribir otro libro. Es un personaje central de la vida social romana, siempre está presente en las fiestas y cenas y es anfitrión de otras tantas en su terraza con vista al Coliseo. Pero en su cumpleaños número 65 se empieza a replantearse su estilo de vida. A esta altura de la vida no quiere hacer nada que no le guste. La vida en Roma con sus fiestas, monumentos, iglesias, paisajes, cuerpos voluptuosos, performers, etc., puede aturdir. Es una ciudad maravillosa y bella, pero también puede conducir hacia la nada. Jep se relaciona con los demás desde el cinismo, siente repulsión por su entorno y por sí mismo, y mientras tanto sueña con escribir su próxima novela.

La dolce vita

Qué difícil escribir un texto que le haga justicia a semejante película (qué difícil escribir). Para empezar, es una película magnífica y pareja en todos sus aspectos. Habla con muchísima habilidad de la inspiración, de la búsqueda constante de la belleza, de la superficialidad de la vida en Roma, y prácticamente de todo. Me animo a decir que en esta película hay una vuelta al cine más clásico italiano, emparentada con el cine de Scola y Fellini. Toni Servillo es un gran actor, y eso no es ninguna novedad, el año pasado se lo pudo ver en Bella Addormentata, pero es en La grande bellezza donde seduce con su interpretación de Jep. Su andar y sus gestos me deslumbraron, compone un personaje realmente entrañable. El resto del elenco no se queda atrás, hacen un trabajo genial.

El montaje es espectacular, cómo nos pasea de un lado a otro. La musicalización es otro de los grandes aciertos del film, combina música sagrada y música popular italiana. Va de la mano con el contraste que presenta la película, pasamos de observar monjas en el patio de un convento y a presenciar fiestas ostentosas y desenfrenadas. Tiene imágenes que se me quedaron impregnadas en la cabeza. Es un deleite visual de principio a fin. Los diálogos son magníficos. Cuando leo un libro subrayo las frases que me gustan y quiero recordar. Me pasó algo así con la película, al verla quería grabarme en la cabeza diálogos y frases. Ah, Sorrentino, gracias por el cameo de Fanny Ardant.

Conclusión

Una película enorme, virtuosa por todos lados. Un elenco brillante encabezado por el actorazo Toni Servillo que deslumbra con sus interpretaciones. Trata con mucha habilidad temas de la condición humana: la búsqueda de la belleza, el amor de la juventud, la nostalgia, el vacío que encierra la vida social de la burguesía romana, etc. Es un espectáculo para los ojos, es barroca pero no se excede, despliega sus recursos cinematográficos con mucho virtuosismo. Es imperdible, así de simple.

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