La gran noticia

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Lionel Baier es un director que, hasta la fecha, mantenía una cuidada filmografía de temática gay, la cual no había logrado trascender las barreras de su país natal Suiza.
Con este, su noveno largometraje entre ficción y documentales, abre el abanico para narrar los hechos transcurridos en la zona hace ya cuarenta años, con la llamada Revolución de los claveles.
Mucho se ha discutido sobre la decisión de plantear una comedia ante temáticas serias, difíciles o de corte histórico; Baier toma ese camino, inserta la acción en medio del conflicto pero lo hace con un clima ameno, que si bien no llevará a la risa profunda sí logrará mantener una sonrisa casi permanente.
Sus personajes fundamentales, los que llevan adelante el relato, con cuatro. Julie (Valerie Donzelli, espléndida) y Joseph (Michel Vuillermoz) son dos periodistas suizos enviados a Portugal para hacer una cobertura radial en el país. A ellos se les suma más adelante Alain y Pelé (Patrick Labb y Francisco Bellard, respectivamente), un técnico y un traductor.
La idea es relatar cómo países “avanzados” como Suiza colaboran con otros más necesitados como Portugal. Pero al llegar se enteran que las órdenes son las de dar únicamente noticias positivas, básicamente porque un pueblo tan problemático como el de Portugal, ya no quiere escuchar de guerras. El asunto, es que en el medio de la crónica estalla la mencionada Revolución.
Baier junta a este cuarteto y los pone ante situaciones o decisiones disparatadas, los relaciona con otros personajes carismáticos, y así el asunto es muy llevadero; a lo cual colabora una escasa duración de menos de hora y media.
Cada uno de los cuatro tendrá su momento de lucimiento, y sobre todo Vuillermoz será quien cargue con el mayor peso de comedia con un personaje que se confunde y pierde la memoria repetidas veces.
Las dificultades llegan cuando Baier debe balancear. Los momentos dramáticos, en que se debe contar algo más de la historia real entre los dos países, no tienen el mismo peso que aquellos más risueños, y se sienten algo extraviados.
No es La gran noticia un film sorprendente ni mucho menos, es una aventura pasatista con un trasfondo interesante. Sin las logradas interpretaciones, otro sería el resultado.