La gran apuesta

Crítica de Rolando Gallego - Lúdico y memorioso

Antes del colapso

Se podría afirmar que el cine norteamericano de los últimos tiempos, carente de ideas y mirando hacia afuera para ver qué puede copiar o emular, ha intentado reflejar, con torpeza, algunos de los hechos más relevantes de su historia.

De ese intento han surgido un puñado de películas que, al menos, estilísticamente, buscaron una lógica propia evadiendo esquemas y terminando por consolidarse como un nuevo subgénero que podría llamarse: películas que sólo les interesan a los propios norteamericanos.

"La gran apuesta" (USA, 2015) de Adam McKay, es una más de ellas, y puede destacarse del promedio de filmes con estas características por la habilidad para el pulso narrativo que el director (proveniente de la comedia) le impregna a esta larga cinta que bucea en los últimos 20 años de hechos políticos, económicos y sociales y que terminaron en la mayor crisis que recuerde el país del norte y el mundo en general.

En "La gran apuesta" hay un gestor económico llamado Michael Burry (Christian Bale) que en determinado momento "detecta" el próximo (no cercano) colapso del mercado.

Decidido a paliar la situación decide invertir los fondos de la empresa para apostar en contra del mercado, hecho que será detectado por el corredor de bolsa Jared Vennet (Ryan Gosling) quien a su vez alertará a Mark Baum (Steve Carrel) para aprovecharse también de la situación.

En el medio aparecerán otros personajes como dos jóvenes inversionistas (Finn Witrock y John Magaro), que buscarán su primera oportunidad con la noticia apoyados en un ex financista retirado (Brad Pitt), y que afirmarán o no, con el correr del relato la "visión" de Burry sobre el mercado.

Pero la premonición del gestor se va demorando, y cuando se dan cuenta, todos los involucrados, que no será ni tan rápido ni tan obvio el colapso, y que la espera puede ser interminable, ahí se demostrará la habilidad de McKay para llevar la historia con un nivel de tensión y suspenso que permite desentrañar el detrás del capitalismo como un enorme circo.

Si por momentos el espectador se pierde en definiciones específicas, el director incorpora a personajes "reales" para explicar todo (Selena Gomez, Margot Robbie, etc.), si se olvida el momento histórico que se menciona, un breve resumen acelerado con imágenes claves contextualizan el mismo.

Todos estos agregados van dinamizando el relato, como así también permiten desestructurar a partir del humor una historia bien norteamericana sobre su esencia como sociedad política y económica.

La incorrección de las intervenciones del personaje de Gosling, quien juega un doble rol, narrador omnisciente y presente y figura clave del relato, además, le posibilitan a "La Gran Apuesta" escapar de los rótulos clásicos con los que se pueden a llegar a tildar a las películas.
La cámara, nerviosa y en constante movimiento, va reflejando y acompañando a cada uno de los personajes, apelando al estilo de crónica narrativa simil periodismo que libera de presión en más de una oportunidad a la historia.

Así "La Gran Apuesta" habla de la esencia del hombre y de las posibilidades de elección de ubicarse en determinado lugar ante la crisis.

¿Es más o menos honesta aquella persona que viendo una oportunidad para sus clientes intenta sacar rédito de una situación?

¿Es más o menos honesta aquella persona que al tomar una posición evita que esta se haga conocida para lograr su mayor rédito?

"La Gran Apuesta" habla durante poco más de dos horas de esto, y también de las historias personales en medio del caos que van tejiendo un complejo entramado de relaciones que sólo apunta a que una apuesta en contra termine siendo la decisión más importante de unos y el acta de defunción de otros.

PUNTAJE: 7/10