La gomera

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

El cine rumano viene llamando la atención con sus acercamientos a dramas profundos o singulares imágenes de la historia de su país. Así sorprenden las atmósferas de Cristi Puiu ("La noche del señor Lazarescu"), o el cine filoso de Calin Peter Netzer, que deslumbró con la increíble Luminita Gheorghi en "La mirada del hijo". Ahora vuelve Corneliu Porumboiu, al que conocimos en "El tesoro", crítica a un régimen político a través del humor.

"La Gomera" es cine negro, policial, de reminiscencias intelectuales a la manera de Jean Pierre Melville. Desarrollado en esa isla canaria, reúne mafiosos varios y un policía que juega doble, Cristi (Vlad Ivanov, con nombre de empalador), que se verá envuelto en aventuras donde 30 millones de dólares se esfuman como aire. El porqué del lugar se relaciona con la necesidad de aprender un lenguaje mafioso en forma de silbo, semejante al habla de los pájaros, nacido en la isla y que tiene como fin obviar la comprensión policial.

Locaciones que incluyen desde la mencionada isla canaria, hasta Singapur en el final, la película del realizador rumano exige desde un comienzo atención para captar humor y engaño en una historia digna del bosnio Kusturica,

Porumboiu desarrolla el policial como pez en el agua. Con giros imprevisibles, humor excéntrico y hasta algún encontronazo con la ducha de "Psicosis", bien a lo Hitchcock, mezclando tensión, una impactante Catrinel Marlon (modelo internacional de Armani) y un mosaico musical exquisito que va de la Callas a Iggy Pop, pasando por "El Danubio Azul" o "Moritat" por Ute Lemper.