La fuerza del amor

Crítica de Rodolfo Weisskirch - A Sala Llena

Historia de Dos Ciudades

“Habiendo tantos personajes interesantes a lo largo de la historia, siempre filman a los mismos”. Es una frase que se he oído decir numerosas veces a mi padre, que siendo tan cinéfilo como yo y un apasionado de la historia, se siente decepcionado cada vez que escucha que en Hollywood deciden contar siempre las mismas historias sobre los mismos personajes.

No hay que irse muy lejos. Este es EL año de Lincoln. Primero, cazador de vampiros, y después se viene la biografía de Spielberg.

Sin embargo, existen héroes anónimos, que luchan por sus causas e ideales que son olvidados por la industria, quizás porque sienten que no van a ser marketineros.

¿A que estudio le podría interesar la biografía de Aung San Suu Kyi? Hija de un lider pacífico de Burmania, Suu Kyi es un personaje contemporáneo que lleva más de 20 años luchando contra el gobierno dictatorial de Birmania, para conseguir las primeras elecciones democráticas en 50 años.

La clave de la lucha de Suu Kyi fue su propósito netamente pacífico inspirado por el idealismo de Mahatma Gandhi. Sin embargo, el mayor apoyo que tuvo fue el de su esposo, un doctor y profesor universitario británico, que pese a arriesgarse a perder a su mujer, emplea todo su tiempo, en incentivarla para que siga adelante con su lucha. El idealismo sobre el cuerpo y el amor.

Luc Besson ya no busca impactar desde el contenido visual ni revolucionar en sus narraciones. Tiene suficiente filmografía para demostrar que es un realizador arriesgado que puede cambiar su punto de vista y expectativas audiovisuales película tras película. Le interesa el entretenimiento, pero le preocupa contar algo. Es un narrador.

Con La Fuerza del Amor demuestra oficio y prolijidad. Bien podría tratarse de un film para televisión, pero realmente la tensión es efectiva, y la relación entre la protagonista y su marido, Michael Aris es el pilar de la película.

Así como en Los Gritos del Silencio, más allá de la crítica y el alegato social, Roland Joffé priorizaba la relación entre el periodista y su asistente, aún estando a la distancia, cada uno en su país, Besson muestra como vive cada personaje la soledad y la injusticia en su tierra. Aung San tratando de demostrarle a los guardias que rodearon su prisión domiciliaria, que la revolución puede realizarse con fines pacíficos, mientras que en Gran Bretaña, Aris entabla una lucha diplomática donde queda en relieve la frialdad de los altos ejecutivos ingleses.

La solidez y emotividad sutil, nunca forzada ni llevada a la sobreactuación de Michelle Yeoh y David Thewlis se imponen sobre la historia. Los personajes son fuertes y están muy bien escritos, mostrando las contradicciones de sus comportamientos, o mejor dicho su fragilidad y humanidad.

Si bien no toda la película es llevada con la misma intensificación, Besson consigue un relato ameno y agradable, crítico con las dictaduras y las naciones que deciden dar una mirada al costado, pasar la vista gorda. A pesar de lo que dicen otros críticos, no es una obra golpebajista, porque los momentos más fuertes los anticipa desde el principio. Sí, es triste y sentimental. Tiene un par de escenas demagógicas que buscan el llanto fácil, la emoción. Pero no se siente trillado ni algo impositivo. Simplemente Besson cumple una función de narrar de la forma más transparente posible, dejando afuera las pretensiones. Pretensiones que darían posiblemente una película aún más solemne y ampulosa de lo que es.

Besson adopta un tono seco por momentos y no se regodea en el sufrimiento de sus protagonistas. Trata de tener una mirada objetiva. No llega a ser una obra épica como la epopeya de Richard Attemborough ni tampoco una biopic tradicional (porque decide contar solamente un parte de su vida) , pero tiene una factor tensionante, relacionado con el paso del tiempo. Dicho tono se parece más al que realizara 20 años atrás con su mejor película , Azul Profundo.

Una excelente reproducción, meticulosa puesta en escena, sobrias actuaciones y momentos emocionales genuinos, conforman La Fuerza del Amor, que si bien tiene algunas deficiencias, al menos nos permiten conocer a los espectadores, una historia diferente, de un personaje real y luchadora de los derechos humanos.