La fiesta de las salchichas

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

A COMERLA

Hace un tiempo ya que la llamada Nueva Comedia Americana dejó de ser una novedad y sus principales figuras un grupo de outsiders. Su humor irreverente e incorrecto hoy es la norma y su grupete de comediantes pasó a convertirse en los referentes obligados de la comedia a secas. Tanto es así que, en una suerte de movimiento de expansión y conquista fueron incorporando otros géneros y subgéneros para imprimirles (o enchastrarlos con) su particular impronta. Así lo hicieron con algunos que les son naturalmente afines como las “Party Movies” (Vecinos 1 y 2, la serie ¿Que pasó ayer?) y con otros no tan cercanos como las películas apocalípticas (Este es el fin).

Un bastión que permanecía virgen a esa movida era el cine de animación. Hasta ahora. Y entendámonos, la animación para adultos no es nueva, pero acá no se trata de seguir la senda trazada por Ralph Bakshi u otros exponentes conocidos en esa área. De lo que se trata más bien es de una parodia descarada e irrespetuosa, como se supone debería ser, que tiene como principal víctima a las animaciones infantiles de Disney /Pixar. De ahí se saca el recurso principal de La Fiesta de las salchichas que es el de la antropomorfización de objetos. En el universo aquí planteado los protagonistas humanizados son los productos comestibles en las góndolas de un supermercado esperando inocentemente que los consumidores se los lleven a su casa pensando que se trata de alguna especie de paraíso. Y si en Toy Story lo que se planteaba era una convivencia más o menos armoniosa entre los protagonistas no humanos y sus dueños, con un conflicto que siempre se resuelve de un modo feliz para todos, aquí la razón de ser de estos comestibles es obviamente perecer de manera atroz y dolorosa en las fauces humanas. Al principio no lo saben, pero cuando lo descubren la reacción natural no puede sino ser de horror y su visión de los humanos pasar inevitablemente de adorarlos como dioses a temerlos como a monstruos.

Los protagonistas ya dan una idea del tono que podemos esperar: Una salchicha (símbolo fálico por antonomasia y objeto favorito de cualquier chiste de doble sentido), su amigo deforme, y un pan de pancho en versión femenina y sexy cuya forma recuerda ineludiblemente a una vagina. Los acompañan un dueto formado por un Bagel judío y un Lavash árabe (ideales para hacer humor sobre la vieja enemistad y el conflicto de medio oriente) y un taco mexicano en versión femenina y lésbica. El villano es un producto de higiene vaginal totalmente sacado y obsesionado por la venganza cruel e irracional contra el grupo protagónico. De este modo los productos comestibles (y otros artículos de consumo) tienen sexo en todas sus variantes, se insultan, se pelean, se drogan, se matan, se violan, y a su vez son cortados, despellejados, hervidos vivos y masticados. Y todo en medio de horribles sufrimientos. El humor es grueso y sacado, y especialmente orientado para provocar, no respetar nada, y cuanto más ofensivo mejor.

Los responsables mayores son dos viejos conocidos de esta Nueva Comedia: Seth Rogen y Jonah Hill, que tanto prestan sus voces como colaboran en el guión, y convocan a su vez a un seleccionado de amigotes de la movida, así como también a algunas estrellas invitadas. Y para ayudarlos a perpetrar su tropelía ponen a dirigir a dos realizadores cuyos currículums incluyen títulos como Shrek o Madagascar. Es decir dos quinta columnas convocados para armar el atentado desde adentro.

La fiesta de las salchichas funciona en parte por acumulación, aunque a veces esta misma le juega en contra y vuelve el asunto un poco monótono. Igualmente la propuesta es tan básica como efectiva y entrega exactamente lo que promete. Hay sí, algo de sátira social y algún guiño filosófico-teológico, pero lo que prima es la diversión incorrecta y descerebrada en un envase de apariencia inocente e infantil. No es mucho, pero es bastante. Como para ir esperando la próxima profanación.

LA FIESTA DE LAS SALCHICHAS
Sausage Party. Estados Unidos. 2016
Dirección: Conrad Vernon, Greg Tiernan. Con las voces de: James Franco, Salma Hayek, Michael Cera, Jonah Hill, Bill Hader, Edward Norton, Seth Rogen, Paul Rudd, Kristen Wiig, Craig Robinson. Guión: Evan Goldberg, Kyle Hunter, Seth Rogen, Ariel Shaffir. Edición: Kevin Pavlovic. Música: Christopher Lennertz, Alan Menken. Duración: 89 minutos.