La fábrica de sueños

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Película alemana de cine dentro del cine. Con apuntes políticos pero por encima de todo, un film romántico. En el año 1961 Emil comienza a trabajar como extra en los estudios de cine Babelsberg. Durante el rodaje se enamora de la bailarina francesa llamada Milou, quien oficia de doble de la protagonista. Cuando el amor parece concretarse, el rodaje se cancela repentinamente y el Muro de Berlín es levantado. Ambos quedan separados. Años más tarde, Emil comienza un insólito plan para lograr que se vuelva a rodar una película que necesita la presencia de la actriz y de Milou. Una mentira lleva a la otra y de pronto Emil se convertirá en el director de un film sobre Cleopatra bajo la estricta supervisión del estado.

La película tiene mucho humor, su pequeño contenido político sin riesgo y principalmente un tono muy naif para la historia de amor. Excesivamente liviana y llena de lugares comunes y resolución de escenas de forma muy antigua y demodé. Poco esfuerzo para los grandes momentos, solo personajes dialogando. La prueba de que el cine alemán también sabe hacer películas ñoñas y demagógicas. Bien por ellos, pero imposible recomendar algo tan carente de fuerza y estilo.