La extraña vida de Timothy Green

Crítica de Alejandro Venturini - Alta Peli

La fábula

La nueva película de Disney presenta un matrimonio formado por Cindy (Jennifer Garner) y Jim Green (Joel Edgerton) que buscan tener un hijo desde hace tiempo, pero como la situación es compleja, deciden recurrir a la ciencia para que les dé una mano. Pese a los esfuerzos, fracasan y les comunican que ya se hizo todo lo que se podía para tener un hijo propio.

El golpe es duro, sus deseos por completar la familia eran infinitos y ahora se encuentran sumergidos en un estado pleno de resignación. Ante tal situación, Jim encuentran
un breve escape y comienza a escribir en un pequeño anotador cómo desea a su hijo y Cindy se suma al “juego” que encubre la angustia. Luego toman las anotaciones, las guardan en una pequeña caja de madera que posteriormente entierran en el jardín. En la madrugada, luego de una fuerte tormenta, aparece un intruso en la casa llamado Timothy (CJ Adams) y la pareja pasa a ejercer la paternidad de un momento para otro, con este chico que les trae esperanzas y sabiduría.

Un hijo Ent

“La extraña vida de Timothy Green” no es una película para los más chicos, quizás a partir de una preadolescencia naif en adelante. Esto lo menciono porque si bien la historia parece bastante infantil, se tocan temas que no lo son tanto como la esterilidad en una pareja, la adopción, los problemas económicos, la competencia familiar, etc.

En sí, la película, tiene un guión consistente con algunos baches que se profundizan luego del primer plot point, con un desfile de estereotipos burgueses norteamericanos tales como el padre distante, la hermana competidora, un entrenador tosco, un empleador oportunista, los bullies del colegio, una vieja amargada que maneja un museo y muchos más. Sin embargo no deja de ser efectista gracias a la fórmula Disney compuesta por un buen arte, planos prolijos y una banda sonora impecable, como siempre.

Conclusión

“La extraña vida de Timothy Green” es una concatenación de arquetipos, fábulas y mensajes moralistas que da como resultado un sentimentalismo absurdo (por ejemplo las escenas en que el niño-planta hace una suerte de “fotosíntesis” me producían una sensación muy similar a la vergüenza). Lo que no se puede negar es que la estructuración técnica y estética de la película logra hacer llevaderos los 105 minutos. Para ser más concreto: es una película para ver por Telefé un domingo a la tarde.