La estafa de los Logan

Crítica de María Paula Rios - Fandango

La nueva gran familia de Soderbergh

El realizador nos trae otra hilarante historia del atraco perfecto, esta vez llevado a cabo por un grupo de hombres rústicos del sur de los EEUU.

Aunque en su nueva película Soderbergh utiliza ciertos recursos narrativos de la trilogía Oceans, aquí no veremos galanes guapos y refinados enfundados en trajes caros, sino a un grupo de hombres toscos y ordinarios (en el buen sentido), que llevan en la sangre ese ritmo apacible y cansino, característico del sur de los Estados Unidos.

Por distintas circunstancias los hermanos Logan, Jimmy (Channing Tatum) y Clyde (Adam Driver), necesitan dinero. Ellos vienen signados por una especie de maldición familiar, Jimmy era la promesa perfecta para ser jugador de football profesional y por culpa de un accidente quedó rengo. Debido a su problema físico lo despiden de su actual trabajo, mientras su ex mujer se pavonea con un nuevo marido rico que le da todos los gustos a su pequeña hija, el motor de su gris vida.

Clyde, en cambio, es un veterano de guerra que perdió la mitad de su brazo en el campo de batalla, y se dedica a servir tragos en un bar. Ambos, invisibles para un estado donde la falta de trabajo es significativa y los “héroes” de guerra son ignorados, deciden embarcarse en el atraco perfecto: robar dinero el día de la celebración del evento más popular de la carrera Nascar.

En la primera parte la cinta funciona como una presentación de los personajes, de donde provienen y sus modos de vidas. Como se conforma el grupo que realizará el acto delictivo, desde los Logan, pasando por un presidario experto en hacer volar cajas fuertes (Daniel Craig), hasta sus pintorescos hermanos. El director nos pone en sintonía con el clan, logrando generar empatía a partir de sus necesidades y un sentido del humor que linda con lo absurdo.

La segunda mitad se centra en la ejecución del robo propiamente dicho, en la que Soderbergh despliega una puesta en escena elaborada con maestría. Como en un puzle, encaja todas las piezas a la perfección, sin perder nunca el tempo narrativo. Con el extra de unos diálogos meticulosos e inteligentes, que oscilan entre el drama y la comedia con total naturalidad.

Utilizando un esquema ya conocido, el director se recicla con eficacia gracias a la precisión del relato, un guion perspicaz y un trabajo actoral de gran calidad, superado ampliamente a la trilogía Ocean´s. En La estafa de los Logan hay sudor, clase obrera y la necesidad de vivir con dignidad, no caprichos de bon vivants; esta señores, es la mundana y nueva gran familia de Soderbergh.