La esperanza de una nueva vida

Crítica de Javier Mattio - La Voz del Interior

Poesía a la pesca

Reconocido documentalista italiano, Andrea Segre disfraza de ficción en La esperanza de una nueva vida ("Yo soy Li", su título original) el registro de solitarias vidas costeras en Chioggia, un pequeño pueblo cercano a Venecia, sobre todo en la primera mitad del filme. Y lo hace a través de las vidas de dos inmigrantes, la china Shun Li (Tao Zhao) y el yugoslavo Bepi (Rade Sherbedgia), ambos separados de sus familias y de repente unidos por la poesía y la pesca, con el contexto de un bar como escenario recurrente.

De un didactismo, una majestuosidad y un lirismo ocultos, esa primera mitad de La esperanza de una nueva vida hace simple algo tan complicado como poner en escena una película pequeña, contemplativa, sin juzgamientos ni efectismos. Así, se ve a Li trabajando primero en una fábrica textil y después en el bar donde conoce a Bepi, mandándole cartas al hijo con el que espera reencontrarse y paseando por Venecia en una escena breve pero poderosa. Bepi mientras tanto pesca, charla con sus amigos en el bar y va encontrando en Li a una interlocutora íntima primero y a un amor platónico después.

El problema llega más tarde, cuando todo eso que se insinuaba pero se contenía con modestia sale a la superficie en una serie de resoluciones abruptas que ponen énfasis tal vez innecesarios en la xenofobia lugareña, la división entre "buenos" y "malos" y la tragicidad a lo Romeo y Julieta en el vínculo entre Li y Bepi, relación que encuentra súbitos límites en la preeminencia del trabajo y los orígenes y en los prejuicios sociales.

Así, uno de los compañeros de mesa de Bepi dice "Es una invasión" al referirse a los inmigrantes asiáticos, el "amo" de Li la reta por mezclarse con extranjeros y hasta aparece algo de sangre en un episodio turbulento, subrayados que contrastan con esa barca de pesca distante, esos pescados que se sirven fritos, crudos o a la parrilla y la rutina de esos hombres al borde de la jubilación que pasan sus días en el bar italiano.

"Algo del agua del mar siempre queda atrapada en la laguna", le dice a Li su amiga y compatriota inmigrante para consolarla por su relación fallida. Podría decirse que lo mismo le sucede al filme, que ve parte de su poesía acorralada por un argumento acuciante, aunque eso no opaque la fructífera pesca de varios momentos de belleza.