La escuela contra el margen

Crítica de Jorge Grez - El rincón del cinéfilo

Cada vez que veo un film que trata temáticas referidas el mundo de los profesores conduciendo a esudfiantes conflictivos recuerdo “Semilla de maldad” (1955) de Richard Brooks, que tuviera dificultades en su estreno mundial pues los estadounidenses consideraban que esa producción daba una mala imagen de su país.

Pero bueno, a lo nuestro. “La escuela contra el margen”, es un documental de Lisandro González Ursi y Diego Carabelli, los mismos que realizaron “Errantes” (2012, su opera prima), en la cual narraban el desalojo del asentamiento “La Lechería”, ubicado entre los barrios porteños de La Paternal y Villa del Parque, siendo también ambas guionistas y directores.

González Ursi y Carabelli se conocieron trabajando en la Universidad del Cine, ambos son docentes de un programa socioeducativo encargado de enseñar cine a estudiantes de escuelas de barrios, socialmente vulnerables. De esa manera se contactaron con la Escuela de Educación Media 1 “Manuel Mujica Laínez”, del distrito escolar 13, en Villa Lugano, la cual ahora es la protagonista del documental que nos ocupa.

Diego Carabelli comenta que “durante el conflicto del “Indoamericano”, en la toma del 2010, la escuela “Manuel Mujica Laínez” tuvo que intervenir ya que los alumnos de ambos barrios convivían en la institución, así se conformó un espacio donde se podían debatir estas cuestiones. El taller lo propusimos como programa externo del Ministerio de Educación que articulaba con la materia de comunicación. Lo de la toma lo pensamos como disparador paras tocar problemáticas que son muy actuales, como la discriminación o la estigmatización de la juventud.

Pusimos a la escuela como protagonista por ser el espacio donde confluyen todos los temas que aborda el documental: vivienda, discriminación, inmigración, adolescencia, etc. Para lograrlo, decidimos también registrar algunas cosas que pasaban afuera de esa aula, como las reuniones docentes o el trabajo administrativo que hace todo el cuerpo no docente que, en la mayoría de los casos, se tocan los mismos temas que en el aula, como la problemática de los barrios o la deserción escolar. No es la historia de un grupo y nada más. No es un lugar aislado sino que deben manejar todo tipo de conflictos que marcan la vida de sus alumnos. En suma, de una escuela y su comunidad al mismo tiempo.”

El documental se inicia con la entrada de la docente Florencia Vives al aula para dictar la primera clase del año lectivo (2015), pero los alumnos de cuarto año hablan a los gritos, se empujan, miran sus celulares, o hacen cualquier otra cosa menos prestar atención. Más aun, parece que estuvieran poniendo especial cuidado en hacerle notar a la profesora que no importa lo que haga, no hay ninguna posibilidad de que vayan a prestársela, ni ahora, ni nunca.

“No queremos aprender” es el mensaje cifrado que preanuncia una guerra que podría durar todo el año.

Se trata de un grupo difícil, integrado por adolescentes de los barrios marginales de la ciudad, muchos de ellos son parte de distintas comunidades de inmigrantes, a las que el resto de la sociedad no trata con cariño ni respeto. La profesora ya paso anteriormente por esta antes y sabe que no es contra ella, no es nada personal, porque el desafiar a los adultos es un ritual que los jóvenes repiten desde el inicio de los tiempos. Con paciencia y astucia ella se ira ganando el interés de ese alumnado difícil, trabajo arduo, pero al final de la película la actitud del inicio se ira transformando en afecto y, casi sin darse cuenta, será a través de ese vínculo amoroso que cada chico terminara cumpliendo el objetivo al que negaba al principio del curso.

Diego Carabelli refiere la labor realizada: “Teníamos unas noventa horas de filmación, y en algunos casos a dos cámaras. Fue clave ir organizando el material para que esté listo. El encargado del montaje fue Eduardo López López, un gran profesional, quien realizo un trabajo obsesivo de verse todas las horas de filmación, y ahí se fue puliendo para armar la estructura. Lo que teníamos en claro era que iba a ser un registro observacional donde nosotros no interveníamos. No iba a haber entrevistas. El objetivo era que se cuente por si solo. En ese sentido el tiempo lo marcaba la estructura dramática. Como en todo documental nos fuimos dando cuenta quienes serían los personajes más ricos a medida que avanzábamos en la filmación y empezar a entender las lógicas internas para visualizar las líneas narrativas y establecer un recorte.”

El resultado del trabajo de González Ursi y Carabelli apunta a una reafirmación de que el conocimiento y la educación son las herramientas más eficaces para lograr un cambio profundo en la sociedad y sus individuos, pero no sólo para estos chicos. “La escuela contra el margen” es una oportunidad para que el espectador también cambie respecto de sus propios prejuicios de clase.