La danza de la realidad

Crítica de Daniel Garabal - Meridiano actual

Un film con más pretensiones que resultados

El chileno Alejandro Jodorowsky siempre realizóo un cine muy particular. Alejado durante más de 20 años de la pantalla, se decidió por contar su propia historia, incluso en algunos segmentos él mismo se mete en la pantalla para narrar algunas cosas, y otras pone su voz en off.

Resolvió la narración de una manera fellinesca, que en algún momento recuerda a “Amarcord”; recuerda, no lo es ni lo será.

El film narra su infancia con su padre, un anarquista tiránico, y su madre que se expresa únicamente cantando en tono operístico, con quien sostiene una relación que por momentos raya el incesto. Todo esto contado de un modo surrealista, de tal manera que parece una película vieja, con olor a naftalina recién sacada, después de muchas décadas, del arcón de los recuerdos.

Este film puede gustar a los pseudosfilósofos del cine, aquellos que le quieren encontrar una explicación a todo, hasta donde no la hay, ni donde el director la puso.

Por lo tanto, “La danza de la realidad” es una película de esas que solo irán a ver aquellos que se autodenominan cultores del cine arte o de autor.

Los demás, los críticos que solo nos dedicamos a analizar los films, y el público en general, seguiremos esperando que la próxima obra de Jodorowsky sea menos pretensiosa pero con mejores resultados.