La dama de negro

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

Ajustada recreación del género

Basada en la popular novela de Susan Hill, que anteriormente fue llevada a la pantalla chica y al teatro, la legendaria productora de cine Hammer armó esta producción que cuenta con el actor de Harry Potter al frente.

Desde la década del ’30 y hasta los comienzos de los años ’50, el cine estadounidense estuvo dominado por el sistema de estudios, un puñado de empresas que producían películas, instalaban estrellas, marcaban tendencias, donde cada una de las majors estaba especializada en un género. Este modo de producción se trasladó a todo el mundo y es así que –en Inglaterra– la Hammer, fundada en 1934, basó la mayor parte de su producción en títulos que abordaban la ciencia ficción y el terror gótico, que popularizaron actores legendarios como Vincent Price Christopher Lee y Peter Cushing.Pues bien, la compañía volvió al ruedo hace unos años y después de algunos tropiezos decidió volver a las fuentes y encaró la realización de La dama de negro a James Watkins, director y guionista de la muy digna Eden Lake (de 2008).La película está basada en La dama de negro, el clásico instantáneo que significó la novela de la enormemente popular escritora inglesa Susan Hill, que fue llevado a la televisión, tuvo numerosas puestas teatrales y finalmente llegó al cine.La adaptación de Watkins hace honor al legado de la Hammer Productions, con una puesta sugestiva y sobria sobre el infierno que debe atravesar el joven abogado londinense Arthur Kipps (un correcto Daniel Radcliffe), que viaja al interior profundo inglés para resolver los papeles de un cliente recientemente fallecido, que entre otros bienes deja una inquietante mansión. El protagonista, prematuramente viudo cuando su esposa murió en el parto de su hijo, solo y con el telón de fondo de un pueblo aterrorizado por la presencia de la casona y sobre todo por los secretos que esconde, empieza a descubrir a través de distintos documentos una historia trágica que se materializa a través de un espectro, en una maldición que inesperadamente involucrará a su ser más querido.Con varios elementos victorianos que remiten al libro Otra vuelta de tuerca de Henry James, a la atmósfera asfixiante y tenebrosa de Los otros, de Alejandro Amenábar, La dama de negro cumple con la premisa de resucitar el terror gótico con un despliegue visual ajustado, atravesando cada uno de los tips del género y resignificándolos en el presente, aunque a veces de manera demasiado conciente, pero sin ninguna duda bien lejos del cine de terror en su vertiente más sádica que impera desde hace unos años.-