La cumbre escarlata

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Cazafrantasmas

Guillermo del Toro relaciona en éste filme a sus dos principales obsesiones: el terror, aquí presente como historia de fantasmas, y la relectura de mitos o narraciones clásicas, que superpuestos hacen del producto terminado otra variable, algo del orden de lo gestaltico, así como: “El todo es más que la suma de las partes”.

Ya desde el título hace referencia a las hermanas Brontë (Anne, Emily, Charlotte), luego durante la mayor parte de la narración se respira un aire victoriano paralelo a la historia.

La pretendiente a escritora Edith Cushing (Mia Wasikowska) se refugia en ese oficio de un trauma infantil, tratando de superar la perdida de su progenitora y de elaborar sus propios fantasmas.

Al mismo tiempo que conoce a Thomas Sharpe (Tom Hiddleston) un extranjero seductor que le revierte su mundo, y la joven se debatirá desde ese momento entre éste y el amor por su amigo de la infancia, el Dr. Alan McMichael (Charlie Hunnam), pero las dudas de Edith se disipan y decide casarse con Thomas.

Los dos se mudarán a una misteriosa casa en la cima de una montaña, con Lady Lucille Sharpe (Jessica Chastain), hermana del misterioso forastero.

Allí, en esa montaña de terreno arcilloso, de un intenso color rojo sangre, la joven se reencontrará con sus propios fantasmas del pasado, empieza a descubrir que mansión no es un ser inerte, sangra, esta atestada de recuerdos y espíritus. Entre el deseo y las sombras, el misterio y la locura, se esconde la verdad sobre la cumbre escarlata, una vuelta de tuerca del texto para incluir aspectos de la perversión humana, un lugar lleno de secretos que perseguirán a Edith hasta que resuelva el misterio.

Expandiendo su ya profusa imaginación, el director Guillermo del Toro, el mismo de “El laberinto del fauno” (2006), y “El Espinazo del diablo” (2001), retorna con “La cumbre escarlata” al género que conoce y le resulta natural.

Una historia de amor y terror, con roces enigmáticos, fantasmas y un hálito místico de talante gótico que nos anega en lo sobrenatural. La realización intenta subyugarnos con una estética moderna, para luego, con claras referencias y guiños a los filmes de culto, terminar de traspolarnos a su propio universo. Los signos que identifican un romance gótico proveen el punto de partida del cual del Toro utiliza diciendo mucho más de lo que la simple lectura cuenta.

La producción en sí afirma que esto no es una historia de fantasmas, sino más bien una historia de sus fantasmas, los fantasmas brotan de debajo de los pisos, los pasillos oscuros acechan, pero las criaturas más dañinas, perversas, son los seres humanos, que en ocasiones, impulsados por deseos que atraviesan la moral, cometen actos de violencia, movidos por la codicia y otro tipo de goce.

“Crimson peak, talel título original, es rica en detalles del mundo real,desde los trajes elaborados a la mansión deliciosamente barroca. Cada espectro tiene un brillo CG diferente, todos brillantes, los fantasmas promueven plasticidad. Los diseños parecen tener una fuente cercana a las pesadillas logrando el impacto que propone. El ambiente construido, la mansión en sí misma, puede superar a los personajes y al trazado narrativo, en cuanto a adecuarse al género del terror.

Pero esto resulta ser un inconveniente imperceptible, en parte por todo el trabajo en equipo, empezando por el diseñador de producción Tom E. Sanders, el director de arte, Brant Gordon, director de fotografía Dan Laustsen , el compositor Fernando Velásquez, y la diseñadora de vestuario Kate Hawley, quienes han elaborado un absorbente muy envolvente desde la estructura misma del relato, como para que el diseño de la banda sonora y las imágenes generen suficiente miedo. Todo, además, sustentado con un duelo actoral entre ambas mujeres.