La cueva de los sueños olvidados

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Recuerdos del futuro

Dos elementos que se conjugan, aparentemente de forma aleatoria, son los que dan a esta producción cinematográfica visos de lo extraordinario. En principio el público en general no podría tener acceso a conocer, a ver, a vivir la experiencia que implica poder ser testigos, aunque mal no sea visuales, de uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos años, las ahora consideradas como más antiguas pinturas rupestres, dentro de la cueva “Chauvet Pont de Arc” en Francia.

Estas pinturas fueron halladas en 1994 por un grupo de exploradores. Luego de verificar científicamente que las mismas datan de hace 32.000 años, por lo que superan en casi el doble de tiempo a las consideradas hasta entonces como las más antiguas, las encontradas en la cueva de Altamira, España.

No sólo estas dos manifestaciones están separadas por el tiempo de su producción, o por la diferencia temporal del descubrimiento, las de España se habían descubierto en la segunda mitad del siglo XIX, sino que además las francesas tienen otro plus a su favor, son la técnica utilizada y la perfección del uso del espacio físico de las mismas.

El otro elemento que hace pie para construir esta maravilla del séptimo arte es la mano, el ojo, la sapiencia, de uno de los más grandes directores de cine Werner Herzog.

Más allá de los prejuicios, la película viene promocionada con la vedette tecnológica de los últimos tiempos: el 3D. Pero el realizador alemán, al igual que su compatriota Wim Wernders con el maravilloso film “Pina”, utiliza la tecnología mayormente dentro del plano de lo narrativo constructivo. Sin olvidarse de lo ideológico ni de lo estético (Herzog) o en el plano de la estética discursiva (Wenders), que parece pero no es lo mismo, y no como “espejito de colores” tal cual la factoría hollywoodense” nos esta vendiendo, o intentando imponer a través de sus ultimas producciones.

Luego de su incursión por el cine de ficción en Estados Unidos Werner vuelve al género documental, pero como siempre pone su sello personal, su impronta, no estamos frente a formas como “National Geographic” o “Animal Planet”

El dato es que las pinturas descubiertas sobre las piedras son de una calidad exquisita y de una actualidad asombrosa, el artista, o los artistas, utilizaron la irregularidad y rugosidad del lienzo (la piedra, entiéndase) para que las figuras representadas den la sensación de movimiento y profundidad, entonces la elección del 3D está en función de lo que se muestra, y lo que se ve esta en relación directa con el hacer cotidiano del hombre que “habitaba” esas cuevas hace más de 30.000 años.

Esas representaciones, en las cuales no sólo hay figuras de animales, aportan valiosos elementos para estudiar culturas pasadas, eso lo sabe muy bien Herzog, entonces intercala su expedición, incursión, exploración dentro de la cueva con entrevistas a arqueólogos, antropólogos, paleontólogos, pero no lo hace en función periodística, es una de sus formas de investigación para poder darle escritura al texto fílmico. De la misma manera sale de la cueva para mostrar el bello paisaje exterior.

En los tres espacios y en los tres momentos va modificando de uno a otro el estilo, pero lo que a primera vista parece ser de libre albedrío, en realidad responde al producto en general.

De la misma manera utiliza la música, no sólo esta puesta para adornar las escenas, de forma empática, sino que por momentos parece puesta en función del estado de animo del realizador. Que dicho sea de paso demuestra su buen sentido del humor durante algunas entrevistas, en cómo y por qué reflejar a los científicos a los que recurrió.

El espectador podrá percibir ese acuerdo perfecto que se establece entre la estética de éste arte y la intensidad visual en la pantalla por donde desfilan durante 90 minutos centenares de escenas, multitud de lugares, infinidad de expresiones y miles de años.

Posiblemente Herzog todavía no haya podido responderse la pregunta filosófica por excelencia, y que tanto lo mueve: ¿Qué es el hombre? Por ahora sólo nos muestra qué es el cine.