La cueva de los sueños olvidados

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

El cine se desarrolla en el terreno de los sueños, de los anhelos y deseos colectivos... algo especial que no se da en la pintura, la arquitectura o la literatura... Me inclino hacia un cine que pueda fabricar el mundo de otra manera, que pueda devolvernos intactos nuestros sueños, nuestros deseos". Werner Herzog.

Las experiencias vividas de niños nos acompañan de un modo u otro a lo largo de nuestras vidas. En el caso de Herzog, su vida en las montañas de Baviera ha contribuido a marcar su filmografía, haciendo siempre del paisaje un personaje más de la historia.

Si bien es cierto, que su obsesión por registrar con su cámara lo que todavía no ha sido capturado ha sido recurrente en su obra, su idea de apresar lo real, la esencia de la existencia sin imágenes previas tiene, en esta ocasión, otras connotaciones.

Esta vez y es probable, que únicamente, tanto él como los espectadores serán concientes de lo que implica ser el primero y el último cineasta que ha podido apresar y captar con su cámara por primera vez los sueños del pasado anclados en la cueva de Chauvet- Pont-d´Arc, Ardeche - Francia descubierta en diciembre de 1994.

Porque La cueva de los sueños olvidados es un documental en 3D que nos introduce en 30.000 años de historia y que alberga en su interior un verdadero tesoro del arte rupestre del Paleolítico.
La cueva de Chauvet es un momento congelado en el tiempo en donde se introduce Herzog a través de un sendero de 60 centímetros y por sólo unas horas de tiempo, con el objetivo de crear “Historia” e imaginar las “historias “, de esos hombres, mujeres y niños, que están allí representados por el arte y presentados a su vez por esta representación.

Hay un halo de melodrama Wagneriano y movimiento a lo Fred Astaire en estas pinturas y en este escenario, y estos remiten a apelar a la imaginación para lograr reconstruir el espacio y el tiempo, y fundamentalmente LOS SUEÑOS.

Porque lo que se evoca cuando pensamos: ¿Que querían comunicarnos?, no es al Homo Sapiens, sino al Homo Spiritualis. A eso apunta el film, y en un tono romántico (del más puro romanticismo alemán).

Narrada en primera persona, La cueva de los sueños olvidados representa el testimonio estético y filosófico más antiguo de la humanidad y Herzog ha conseguido generar asombro y transmitir emoción. Al margen de que con él el cine en 3D alcanza hasta hoy su sentido más profundo, ya que trasladar el fenómeno de la percepción en forma directa en la cueva desde el comienzo al final de su recorrido es una experiencia absolutamente inédita.

Sin desmerecer el excelente trabajo de Win Wenders sobre Pina Bausch, con la que quedó demostrado que el cine en 3D podía aportar una vivencia diferente en este caso el movimiento del cuerpo humano asociado a la danza y por ende más teatral y vanguardista.

En el caso del trabajo de Herzog, la estrategia es transformar a los espectadores en testigos, ya que nos hace formar parte de una experiencia sensorial sin precedentes, que nos invita escuchar al silencio sumado solo a los latidos de nuestro corazón.

Fundador del denominado Nuevo Cine Alemán junto a Fassbinder este (por momentos polémico cineasta) ha demostrado una vez más, que sin ninguna duda sigue fabricando un mundo fiel a sus sueños y a sus deseos.

Publicado en Leedor el 29-12-2011