La cola

Crítica de Luciana Boglioli - La Capital

En la espera del milagro

Félix Cayetano Gómez es un hombre muy creyente que vive en una pensión sin trabajo y sin amor. Pero su historia tiene una particularidad: Félix nació mientras su madre hacía la cola el día de la peregrinación de San Cayetano. Él piensa que posee una especie de bendición pero en realidad vive esperando una vida de dicha que nunca llega. Sobrevive haciendo changas de gestor y piensa erradamente que su hija está en París, cuando en realidad ella está tratando de sobrevivir en Buenos Aires, como él, y acude a una agencia de “caza talentos” trucha donde utiliza su cola como recurso de trabajo para que aparezca en los populares “Mandá cola al 7070”. “La cola” muestra una porción triste y humilde de la realidad porteña y que no tiene un mensaje muy profundo ni actuaciones brillantes, salvo la de Antonio Gasalla que aparece en los últimos minutos como un sacerdote que le hace abrir los ojos a Félix. Una película que muestra las miserias más visibles de los argentinos desde la desocupación y el tema de “la cola” en todas sus variantes: desde lo insoportable que es hacer cola para cualquier trámite hasta como un objeto para sobrevivir y la eterna espera de algo que nunca llegará, pues la solución no es precisamente seguir esperando.