La cinta blanca

Crítica de Martín Morales - Cine y Movies

LAS DESDICHADAS TRAGEDIAS DE UN PUEBLO ALEMÁN

Narrada en blanco y negro, “La Cinta Blanca” es una película que desarrolla un detallismo artístico impresionante, una cálida pero abrumadora dirección y una bellísima fotografía, los condimentos justos para que las tragedias que se van presentando en la historia cobren fuerza, verosimilitud y profundidad.
En una pequeña aldea alemana una serie de violentos acontecimientos van a ser el centro de atención de todos sus pobladores. Niños abusados, accidentes intencionales, suicidios y un gran misterio por saber quién es el responsable de dichos golpes, son el centro de atención de todos los aldeanos.
Esta es una historia trágica, de muerte, desencuentros y violencia, pero a la vez es uno de los tantos relatos ficticios o verídicos, eso no se sabe, que forman parte de la antesala a la Primera Guerra Mundial, y, sin mantener una idea política marcada, la misma es contada con excelencia, astucia y principalmente delicadeza.
El blanco y negro no solo nos hace sentir que estamos viendo un archivo histórico, sino que potencia en cierta manera las diferentes situaciones que se van presentado. Es así como cada uno de los juegos que se realizan con la iluminación y la escenografía marcan las intenciones del director que le aportan otro grado superior de belleza y un dramatismo increíble. La fotografía no solo cumple con su función de lograr crear la ambientación perfecta para que la historia se entienda y sea creíble sino que se destaca por ser precisa en cada uno de sus objetivos y muy bella, otorgándose el lugar, en cada una de las escenas narradas en primera persona por el profesor, de lucirse y de crear admiración.
El trabajo de Haneke es muy detallista. Cada vestimenta, objeto, expresión, movimiento y silencio tiene su justificación y gracias a su sofisticado trabajo los 144 minutos de duración son los justos y necesarios.
La labor de cada uno de los actores y actrices es maravilloso ya que les brindaron a sus personajes identidad, dolor, alegría y mucha seriedad. Christian Friedel, en el rol del profesor, está muy correcto, cada uno de los pasajes en los que demuestra su amor y luego su desconfianza cerca del final, están muy bien interpretados. Leonie Benesch dota a Eva de inocencia y de un espectacular trabajo emocional, donde sus silencios y gestos valen más que las palabras que no se atreva a decir por respeto. Burghart Klaußner (pastor) en un excelente y potente personaje, duro y por momentos sentimental, muy buena interpretación. Rainer Bock, como el doctor, quien se destaca cerca el final por su crudeza. A su vez, vale la pena destacar las actuaciones de los protagonistas de la historia, los niños, que gracias a la impecable labor de dirección, lograron darle mucha dulzura pero a la vez desconfianza a sus personajes. Entre ellos se destacan Thibault Sérié (Gustav), quien con sus pocas palabras logra enternecer y principalmente hacer pensar a los más grandes (escena del pajarito) y Leonard Proxauf (Martin), serio, correcto y miedoso.
Hay situaciones que se cierran y otras, muchas, que no, por lo que el final abierto aparece y da el primer paso para que el público logre sacar sus propias conclusiones y arme poco a poco este gran rompecabezas.
“La Cinta Blanca” es una película muy bien dirigida y aunque no es el mejor trabajo de Haneke este es para recomendar. Una cinta con actuaciones muy bien niveladas, una fotografía exquisita y una historia diferente, astuta e inteligente. Un relato para pensar, sacar conclusiones y volver a mirar.

UNA ESCENA A DESTACAR: Las escenas en las que Gustav pide permiso para entrar al despacho de su padre y pedirle favores son maravillosas y poseen un sentido metafórico bellísimo.