La chispa de la vida

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Con gran atraso llega a las salas la anteúltima cinta de Alex De la Iglesia “La chispa de la vida” (España, 2011), una película que trae una reflexión acerca del consumo de TV en el siglo XXI y como éste afecta a las decisiones sobre cómo nos vemos en la vida real.
“La chispa…” erige una reflexión en clave de comedia dramática de un fenómeno que hace unos años se viene potenciando: los reality shows y la TV basura. Porque muchos dicen que no ven este tipo de TV, pero lentamente el formato avanza sobre todos los espacios tradicionales de ficción y no ficción.
Acá esta Roberto (José Mota), un publicitario freelancer desocupado que pasa sus días tratando de volver a vender un jingle para mantener a su familia. Su mujer (Salma Hayek) lo apoya en sus diarias búsquedas de trabajo pero sabe que crisis española mediante todo se complica.
A Roberto le da mucha vergüenza no encontrar un nuevo empleo. Un día, deprimido, muy, y con todas las intenciones de sorprender a su mujer, que lo sostiene todo el tiempo, visita un viejo hotel en el que tuvo su luna de miel con ella hace veinte años. Al llegar se encuentra con que ese hotel no existe más y en el lugar hay unas ruinas de un coliseo. Se escabulle en ellas por una puerta y accidentalmente cae en picada de espaldas sobre un enrejado de perforación arqueológico.
La prensa, que estaba asistiendo a una muestra en el lugar lo ve (quien no puede moverse porque está clavado-literal- en el enrejado) y lo convierten de la nada en la noticia del día. Roberto ve su oportunidad de conseguir sus quince minutos de fama y de algo de dinero para su familia. En la TV hay un programa de chimentos y “cotilleo”(como le dicen en España) llamado “Rumore, Rumore” (el programa de chismes más famoso), y quiere salvarse vendiendo su entrevista exclusiva.
Este es sólo el punto de partida para que Alex De la Iglesia reflexione de manera inteligente sobre la actualidad de la sociedad y cómo la TV BASURA la atraviesa y la influye. La dirección, precisa, y sin estruendos, a los que nos tiene acostumbrados, logra el timing yla precisión para que “La chispa…” funcione. Destaca la sobresaliente actuación de Salma Hayek, como esa mujer que a toda costa acompaña hasta el último momento a su marido-noticia del día.
Algunas preguntas que se desprenden del visionado de “La chispa…” ¿Hasta qué punto se puede exponer la vida privada de un ser humano? ¿Los quince minutos de fama deben ser explotados al máximo? ¿Quién debe determinar lo deseable/no deseable en la pantalla? ¿El público? ¿Los programadores? ¿Los empresarios? No es de lo mejor de la filmografía de De la Iglesia, pero sirve para reflexionar sobre qué queremos hacer como sociedad y cómo nos reflejamos en los medios. Interesante.