La chispa de la vida

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"Álex recargado"

Dos años después de su estreno en varias partes del mundo llega a nuestro país este interesante trabajo del gran Álex de la Iglesia, quien este 2013 vino a presentar a Buenos Aires su más reciente producción “Las Brujas de Zugarramurdi”.

A diferencia de aquella propuesta, en donde casi todo giraba en torno al mero entretenimiento, en “La chispa de la vida” tenemos la oportunidad de ver el lado crítico, reflexivo y ácido de un director que tiene desde hace ya unos años voz y peso propio en la industria del cine a nivel internacional, aunque por decisión personal decide no dejar de lado nunca su querida España.

Por ese motivo, y teniendo en cuenta también el contexto en el que se filmó esta película, “La chispa de la vida” refleja de forma muy acertada (y en ciertos puntos hasta divertida) la crisis económica que empezaron a sufrir los españoles en el 2011, como así también el rol crucial que juegan los medios de comunicación a la hora de reflejar tragedias u acontecimientos drásticos que inmediatamente se vuelven sucesos mediáticos.

De hecho, los protagonistas de esta película mencionan constantemente el accidente de los 33 mineros ocurrido en Chile ese mismo año, burlándose de forma eficaz del tratamiento mediático y la fama que consiguieron, gracias a este, los sobrevivientes de dicho evento.

“La chispa de la vida” sigue los pasos de Roberto Gómez (interpretado por José Mota), un publicista desempleado que busca desesperadamente trabajo para volver a insertarse en el medio y poder darle a sus hijos la posibilidad de estudiar en la universidad.

Un día de esos, en lo que todo le sale mal, Roberto decide bajar un par de revoluciones y se dirige al hotel donde pasó hace ya unos años la noche de bodas junto a su esposa Luisa (Salma Hayek) para hacer una reserva en ocasión de la celebración de su aniversario. Una vez allí se encuentra con que el hotel es ahora un museo arqueológico de alto interés cultural para la zona y desgraciadamente termina sufriendo un accidente que no solo impide la presentación oficial de las instalaciones por parte de sus encargados, sino que también da inició a un raid mediático de escalas impresionantes que solo busca lucrar con el morbo y la tragedia de lo que le sucedió a Roberto.

Con algunos pasajes de comedia, y otros en donde simplemente se vale de contar esa cara de la realidad que muchos desconocen (o quieren desconocer) acerca de la forma en que operan los medios de comunicación, Álex de la Iglesia da cátedra de como entretener y hacer reflexionar al espectador con una historia simple y realista que ofrece varias aristas interesantes para analizar.

Desde el aprovechamiento político (en nuestro país sobran los ejemplos), la cobertura mediática que termina desvirtuándose muchas veces en noticias cada vez más intrascendentes (nuevamente, aquí abundan los casos), la crueldad con la que los medios convierten a las víctimas en personajes famosos para su propio beneficio y el increíble nivel de caradurismo y oportunismo plagado de poca solidaridad que tienen todos aquellos actores que se ven involucrados en un tragedia, Álex de la Iglesia los atiende a todos con un film que critica de forma tan ácida como voraz el rol de los medios de comunicación en la vida cotidiana.

Por eso si con “Las Brujas de Zugarramurdi” de la Iglesia se proponía que pases un buen momento dentro de una sala de cine, con “La chispa de la vida” lo que busca es que reflexiones y empieces a entender la verdad oculta detrás de las cámaras, como así también las intenciones de aquellos que se erigen como los dueños de la verdad.

Un Álex despiadado y enojado funciona mucho mejor que cualquier otra valoración u análisis que puedas obtener de los medios hoy en día.